Lo que acaba de suceder en la elección de Lima hay que evaluarlo en su real dimensión: es una amplia victoria popular; casi un mazazo de las zonas emergentes de Lima frente a la manifestación marketera y de farándula de la política y, además, frente al intento de manipulación maniquea “honestidad-corrupción”, que Favre intentaba reeditar, tras su implementación victoriosa en 2011 (Humala) y 2013 (Revocatoria NO). La tercera no le funcionó. La Lima popular no compró tres veces la misma película y más bien ha demostrado inmenso rechazo a las formas y a la gestión llevada a cabo por Susana Villarán y su equipo. Ha triunfado la expectativa mayoritaria de más obra concreta y de mayor infraestructura. Ello le ha abierto el paso a la pasión por castigar, sin remilgos, a los ineficientes.
Es un escenario en el que es fácil identificar tres grandes grupos de perdedores. En primer lugar Susana Villarán y la izquierda no popular. La campaña de la alcaldesa ha sido millonaria, quizás ha sido la que más paneles iluminados ha colocado, ha tenido esporádicamente a Favre y a tiempo completo y de manera pública a “estrategas” españoles, que apuntalaron todos los esfuerzos de la movida villaranista a una robótica e ingenuamente calculada inauguración de un “Corredor Azul”, justo para el periodo crítico de la elección, no cayendo en la cuenta de que éste terminaría generando el rechazo de las tres cuartas partes de la capital e hipotecando las posibilidades de Diálogo Vecinal. Muchos jóvenes que la apoyaron en 2010 no votarán por ella por la inclusión de la cuestionada Pilar Freitas y por el maltrato que recibió alguna de sus militantes. La posibilidad unificadora de las fuerzas electorales y orgánicas de la izquierda en el 2016 se evapora.
El segundo grupo de derrotados son claramente Ollanta Humala, Nadine Heredia y aquellos que constituyen el frágil Partido Nacionalista. Los Humala y sus “bases” le jugaron sus fichas a Susana, quien sintió que el apoyo era cómodo e incluso lo reivindicó públicamente. Ella era la candidata del gobierno, cuyo partido se abstuvo de presentar candidatura y cuyos voceros en la prensa (Diario 16 y UNO) la han defendido con vehemencia. El soberano limeño ha votado en contra del interés de palacio y le da una muestra categórica de lo que ocurriría si postulan a un candidato del continuismo gubernamental.
El tercer grupo de derrotados son los líderes nacionales que se involucraron activamente en la campaña 2014. Keiko Fujimori ha apostado por Sánchez Aizcorbe, caminando activamente con él y éste no verá podio, relegado a menos del 4%; PPK no se escapa de la percepción de derrota de Heresi, a pesar que intentó eludirla hacia el final. La mala performance de Salvador desgasta una forma de presentarse frente a un electorado joven, que será similar a la que hubiese pensado usar el ex candidato presidencial, que ahora tendrá que reevaluar estrategias. Alejandro Toledo en un golpe de autoridad interna resignó a Perú Posible a la no participación y en el camino ello lo distanció de uno de sus principales voceros: Juan Sheput, además de ser parte impulsora de la movida más golpeada de esta contienda.
La victoria con alrededor de 30 puntos porcentuales de ventaja de Solidaridad Nacional se explica, entonces, por su apuesta a capitalizar el voto de la Lima popular, aquel electorado pragmático que vio cómo la gestión de Luis Castañeda se le acercaba en términos concretos con hospitales y escaleras y que a pesar de la demora, inauguró “El Metropolitano”, a todas luces superior a la “Reforma del Transporte” que la ahora excandidata de “Diálogo Vecinal” exhibe. Mientras Susana se preocupaba por importar los marketeros más caros y Heresi por preparar bailes estrambóticos, Castañeda recorría los cerros y conos, esa Lima de la cual se ha convertido en una suerte de Apu itinerante.
El avance de la estrella aprista complementa el cuadro, recordemos que estamos frente a un partido de raíces y predicamento populares. Lo curioso es que en esta elección consigue un avance fundamentalmente mesocrático y logra además poner a diversos líderes de opinión a favor de su causa. Queda para el análisis si es que los periodistas que alentaron la participación final del PAP en Lima este 2014 tengan las mismas actitudes similarmente simpáticas el 2016; pero sobre todo dejamos para la imaginación los reales alcances y límites del APRA cuando su campaña se inicie en las zona populares de Lima y de las regiones, su radio natural de acción y fortaleza, sobre todo si tenemos en cuenta que posee mucha más obra material realizada que exhibir en favor de los sectores D y E, que la que tiene Solidaridad Nacional.
(*) Centro para la Democracia Social