Alan García propuso un frente político para lanzar su candidatura presidencial y alborotó el ambiente. Con la crisis de los partidos la idea parece un salvavidas y al mismo tiempo una búsqueda de una fuerza organizada que construya y represente el consenso con las propuestas ganadoras. Que podría defender la democracia ante la deslegitimación, la fragmentación y la desinstitucionalización que la amenazan.
Lo primero es decidir si se reedita la convergencia que logró sacar a Alberto Fujimori del poder. Y así estaríamos ante un frente antifujimorista que replicaría el 2011 cuando el voto para Ollanta Humala impidió que Keiko Fujimori -rodeada del entorno de su padre- llegara al poder. Ciertos izquierdistas ya han calificado la iniciativa de eje del mal o de frente pro impunidad pero en sectores menos radicales la idea va haciendo su camino. Bien recibida por Lourdes Flores, podría serlo por Solidaridad y por PPK. Nadie podría estar en contra de consolidar los partidos democráticos ni de compartir planteamientos, defender el sistema y la estabilidad económica con la confianza del empresariado y de los organismos multilaterales. Pero tienen que conseguir influencia nacional. La estrategia supone un inmenso trabajo para combatir el antisistema y seducir a quienes no creen en la política desgastada y poco ética.
¿Una convergencia antifujimorista polarizará al país? ¿Combatirá la fragmentación de la representación? ¿Seducirá a la juventud en el estilo de Enrique Cornejo en las recientes elecciones? ¿Conectará con lo que interesa a los electores en propuestas y estilos? ¿Logrará convocar a los mejores?
El antisistema puede diluirse -llegado el momento del voto- cuando el pragmatismo permisivo se pregunta con qué candidato estaremos mejor. Y ahí las censuras morales parecen no pesar demasiado si los líderes saben hacer política, convencer al electorado de la necesidad de forjar fuerzas más amplias y unitarias que permitan enfrentar los problemas que dejará el nacionalismo por su soberbia, falta de diálogo, impronta castrense y judicialización para descartar opositores.