Martes 23 de abril 2024 | Contáctenos
Por estos días nos visita don Carlos, el príncipe heredero de la corona británica, acompañado por doña Camilla Parker. Hoy recuerdo a la hermosa Lady Di, la princesa que el mundo admiró.
El hecho es que tenemos príncipe y princesa encantada de estar aquí. Toca agradecerles sus gestos de amistad, su respaldo al proceso de paz, su acercamiento a las víctimas del conflicto, el que don Carlos haya impuesto la marca mundial de ir encorbatado a la serranía del Chiribiquete, o “Chirriboquete”, en la ‘Macorrrena’, como diría él, por donde ‘Tirofijo’ paseaba con la manta en el hombro y con sus amigos secuestrando.
Se mostró muy sencillo y de buen estómago. En la feria orgánica que le prepararon en la residencia británica probó frutos exóticos de esta tierra buena, sembrada de minas. Le metió el diente al chontaduro, probó uchuvas y feijoas. Y llevaron presentes típicos. Ruanas de lana virgen, sombrero vueltiao, carriel paisa y panela suaitana... Y, además, vio esquilar ovejas, observó el proceso de las hilanderas y tejedoras, donde no se dice su majestad, sino sumercé...
Pero el príncipe vio también las manchas de nuestra “indiosincrasia”, de cómo los mismos que dicen hacer justicia se la ponen de ruana y quieren esquilmar el presupuesto, no de lana virgen, sino de lana-ción.
No digo del caso del presidente de la Corte y su hijo, que deja mucho que pensar de la actitud frente a la autoridad –‘bandido’, le gritaba el niño a la policía– y frente a los bienes del Estado, que pagamos todos, con nuestra lana. Errores cometemos. Pero yo, representante de una alta corte, me disculparía y quedaba como un rey.
Mas, aparte de que andamos en paro judicial, que se dan antes de la vacancia –de la vagancia, dijo un ofendido–, el príncipe de Gales tuvo que ver unos goles que le hacen un “chiriboquete” al presupuesto nacional. Porque lo que ha hecho el Consejo de Estado me parece de una soberana vergüenza, al revivir siete megapensiones que desbordan el tope de 25 salarios mínimos mensuales que ordenó la Corte Constitucional, alegando que no fueron notificados uno por uno de la sentencia. Si no hay freno, ganarán unos 23 millones, que les alcanzan para los dulces de brujas.
Daba lástima con esos pobres viejecitos, sin nadita que comer, sino vino, pan y pez, con millones cada mes. Beben caldo y chocolate, leche, vino, buen café, y además, como remate, retroactivo salió el té. Estos tristes viejecitos parece que viven mal, con solo 15,4 milloncitos, que es su mínimo vital.
Es la cruda realidad, en un país como este, con 3’900.000 personas en la miseria. Aquí, querido príncipe, con casi 14 millones en la pobreza, donde 4 de cada diez colombianos jamás tendrán pensión, con un salario mínimo de 616.000 pesos, unos quieren recibir 23 o 25 millones al mes y parece que fían en la tienda.
Sí, señores, se abre el ‘chiriboquete’, pues por esa vía hay otras tutelas de 30 excongresistas que no tienen en qué sentarse, sino sillas y sofás, con banquitos y cojines, y de chanclas, la equidad. Pobres viejecitos.
¿Cómo queremos que haya paz y justicia social, cuando los encargados de la justicia se sienten más blindados que sus camionetas y envían el mensaje de que están por encima de la ley?
Triste, mi príncipe Charles; usted, acostumbrado a ver a los lores y aquí con tan malos olores. I’m sorry, por tantos zorris. ¿Y qué dice el Ejecutivo? ¿Y qué dice la oposición? Parodiando a Bolívar: Corte Constitucional, salve usted la plata...
Duerman en paz, Dios permita que logren disfrutar de sencilla pensioncita, que tanto nos va a costar.
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