Demasiada denuncia, investigación, persecuciones, rumores y misterios. De López Meneses a Alvarez, de Alvarez a Orellana de Orellana a Belaunde Lossio. Una trama de escándalos y presunta corrupción parecería llegar hasta el mismo Palacio de Gobierno y en especial a la pareja presidencial. Peligrosísima Caja de Pandora que podría dejar salir ángeles y demonios. Muchos tiemblan por distintas razones. Unos afirman que los enemigos del gobierno le han armado a Ollanta Humala un escenario convulso aprovechando su debilidad, otros temen por los desenlaces y los más por la gobernabilidad. Los osados nos comparan con países en donde la corrupción y el narcotráfico dejan a las sociedades inermes y desvalidas. La verdad debe estar en el justo medio, entre la denuncia y la investigación, con respeto a la presunción de inocencia y al debido proceso. La política nacional aparece plagada de hechos deleznables, de conductas temerosas y comportamientos angurrientos y fuera de la ley. Lamentable porque la democracia debe tener autoridad moral y el presidente de la Republica que personifica la nación debería ser preservado, su vulnerabilidad acrecienta la crisis del sistema representativo.
Todos estamos preocupados, más allá del rumor malévolo y del chisme truculento buscamos la información pero solo encontramos cortinas de humo, alegatos mal estructurados y peor fraseados, mecanismos autodefensivos que nos ponen más nerviosos. La telaraña de sospechas y aspectos desconocidos está enredando cada vez más al gobierno. Los aprendices de Montesinos son convocados a desenredarla, a conjurar temores pero las explicaciones racionales están ausentes, se impone el absurdo y hasta el fujimorismo pontifica sobre el rescate de la democracia y la ética política. Un extremo propiciado por este gobierno que se inició con las promesas de cambio y con la honestidad que haría la diferencia. La falta de legitimidad de los que gobiernan es lo peor que nos puede pasar. Y está pasando. Queda recordar que la gobernabilidad es tarea de todos, del gobierno como de la oposición. Que sin apañar impunidades defenderla sigue siendo la voz.