Grover Pango, autor de estas líneas
Ya se han divulgado los resultados del Tercer Estudio Regional –TERCE- de una evaluación coordinada por UNESCO, en que puede comprobarse que hay avances en la educación nacional. La publicación además compara los resultados 2013 y los anteriores del 2006. La muestra se ha tomado en quince países latinoamericanos. Las reflexiones más serias y mejor intencionadas ponderan estos resultados, no sólo porque son ciertos sino porque en verdad son alentadores.
Según ellos, Perú es quien más ha avanzado en matemática de tercer grado y ciencias de sexto grado, tiene avances interesantes en lectura de tercero y sexto, junto con matemática en este último grado. En medio de una prudente satisfacción existen quienes –y con buenas razones también- consideran que con estos resultados podemos caer en el error de la autocomplacencia. Reclaman que no se trata de caminar sino de correr porque sólo caminar a la velocidad que vamos es, a todas luces, insuficiente.
Esta exigencia no necesariamente contradice o niega los avances obtenidos. Tiene razón cuando advierte que éstos se explican desde una lógica que parte “del pasado” y que por tanto nos ofrece una felicidad muy relativa porque es esperable que estemos mejor que ayer. El reto mayor está en precisar lo que deseamos alcanzar, en comparación con los otros países de la América al sur del río Grande. Debemos subir muchos peldaños en el Índice de Desarrollo Humano o de Competitividad, por ejemplo, en los cuales la educación juega un rol preponderante.
Por ello resulta necesario mirar al futuro. Es decir: más que compararnos con lo que hemos sido, nos importa cotejarnos con lo que debemos ser. Y no es un juego de palabras.