Ricardo Sánchez Serra, autor de estas líneas
Es una vergüenza y es repudiable que miembros de nuestras Fuerzas Armadas estén vinculados en espionaje a favor de la República de Chile. La traición a la Patria “supone una cobardía y una depravación detestable”, como señala un pensador.
La reacción ha sido unánime en rechazar la traición y causa una indignación inimaginable que sale de la esencia de nuestro ser. Es que no es entendible que alguien pueda traicionar a un amor, a su familia y a la patria. Por ello creo que están bien impuestas la pena de muerte por traición a la patria en época de guerra o penas duras, incluso, cadena perpetua en época de paz.
Lo que me extraña es que nos escandalizamos solo porque se envía información estratégica de nuestros planes militares a Chile, cuando actualmente el espionaje es también sobre temas comerciales, económicos y financieros. Y si lo hacen civiles, también es traición a la patria. No solo los militares tienen la exclusividad. Y no solo Chile, sino sobre cualquier país que ose violar nuestra soberanía.
Por ello, es necesario que se conozca qué hicieron las autoridades gubernamentales con el espionaje de la embajada de Marruecos en el Perú. Es de conocimiento público que sus diplomáticos, que incluyen a la embajadora Oumama Aouad, enviaron a su Cancillería documentos internos del Ministerio de Relaciones Exteriores –del entonces canciller Rafael Roncagliolo- y del Congreso peruanos y que fueron conseguidos ilegalmente, violando las normas diplomáticas y la Convención de Viena. ¿Qué traidores se los proporcionaron?
Esas informaciones fueron reveladas por el hacker Chris Coleman y son documentos oficiales auténticos, que el gobierno marroquí no ha podido desmentir. Y, todavía algunos se preguntan ingenuamente, ¿de qué nos puede espiar Marruecos, un país tan lejano?
Embajadora marroquí Oumama Aouad debe ser expulsada del país
En primer lugar, está interesado por conocer a priori la conducción de la política exterior peruana sobre el tema del Sáhara Occidental, un territorio invadido por Marruecos y en el que comete las más fragantes violaciones de los derechos humanos, incluida la tortura, contra la población civil saharaui;
En segundo lugar, de acuerdo al propio informe de la embajada marroquí, están preocupados de que el Perú aumente la producción de fosfatos, fundamental para la agricultura, y por el que Marruecos -gracias al expolio que hace de los recursos naturales saharauis- es uno de los principales productores en el mundo; y,
En tercer lugar, están intranquilos por la inversión argelina –que Marruecos considera enemiga- en el Perú, que llega ya a mil millones de dólares, mientras que el reino feudal no tiene un dólar invertido en Perú y solo se dedica a invitar a autoridades y personalidades a su país por relaciones públicas e incrementando su lobby en el Perú.
Como dijo un escritor guatemalteco: “¡Desgraciados los traidores, madre patria, desgraciados. Ellos conocerán la muerte de la muerte hasta la muerte!”.
La Cancillería tiene la palabra.