Buscando por dónde comenzar

La crisis de la educación peruana es claramente multicausal y superarla reclama una estrategia variada, concertada y constante, por algún buen tiempo. Es decir, una victoria repentina y radical no parece posible.

Ciertamente uno de los objetivos fundamentales de todo proceso educativo es la mejora de los aprendizajes. Estos aprendizajes se ofrecen, de manera sistémica, en las escuelas En consecuencia, la obtención de mejores aprendizajes pasa por el buen funcionamiento de éstas. Ergo, superar la crisis educativa peruana implica mejorar la gestión de la escuela, especialmente la pública.

Existe la convicción –probada en otros países- según la cual la gestión es más eficaz cuando se dota de mayores capacidades administrativas a la escuela.

Lo triste es que todavía entre nosotros hay quienes ven a la educación como un todo uniforme, aún en sus fracasos. Como que cualquier ruptura a este “igualitarismo” es perjudicial. O se cambia todo o no se cambia nada, pareciera ser el apotegma. Tanto que al principio del presente gobierno se vio como un agravio al Colegio Mayor Presidente del Perú, en tanto desarmaba esa “igualdad” de la escuela pública.

Habrá que seguir empujando la idea de vivir esta experiencia. Se deberá establecer claramente los elementos de la “gobernanza”, del nombramiento de directores, el rol de los padres de familia y de los gobiernos subnacionales, el mejoramiento de la información y las comunicaciones, la diferenciación de los ámbitos urbanos y rurales, e inclusive el tiempo razonable de maduración y evaluación, sin precipitaciones ni odiosidades.

El reto está en pie y, aunque parezca paradójico, quizás sea éste el momento más propicio para comprometerse en esta tarea. Las victorias más anheladas exigen riesgosas empresas.