Ahora que Tacna celebra sus 86 años de Reincorporación, resurgen reflexiones que buscan explicar por qué sucedieron algunas cosas. Por ejemplo, cómo se formó el espíritu de este pueblo y cómo aprendió a discernir. Ésa capacidad de discernimiento es la materia prima de la libertad.
De primera importancia es el aporte del prefecto Manuel de Mendiburu, entre 1839 y 1942. Mendiburu trajo la primera imprenta, fundó la primera biblioteca pública y creó el primer periódico de Tacna, Si El Comercio de Lima apareció el 4 de mayo de 1839 y es el decano de la prensa nacional, un año después -el 1 de febrero de 1840- se imprimía en Tacna el primer número de El Mensajero.
Otra ventana a la cultura, al pensamiento y al buen gusto es la tradición teatral en Tacna. El historiador Luis Cavagnaro registra que se construyeron dos teatros en el siglo XIX, mucho antes de la guerra con Chile: el Orfeón en 1845 y en 1859 el Teatro Municipal. Además de tener autores teatrales como Carolina Freyre y González Mantilla.
Pero el rol cimero de la inteligencia y la libertad estuvo en el magisterio de Francisco de Paula González Vigil. Desde el Congreso enseñó a todos que “las leyes han sido hechas para que los hombres sean lo que deben ser”. Suficiente. Tacna no tuvo antes ni menos después un modelo tan grande de entereza y probidad.
La capacidad de informarse, el aprecio por el arte y la libertad ejemplar que aprendió de sus hijos más preparados fueron las bases de la peruanidad libremente escogida por nuestra Tacna. Ojalá supiéramos construir el futuro con las sabias lecciones del ayer.