El japones Takaaki Kajita y el canadiense Arthur B. McDonald han sido galardonados este martes 6 de octubre con el premio Nobel de física. Su contribución en las experiencias que demuestran la capacidad de los neutrinos para cambiar de identidad, los hizo merecedores del más alto reconocimiento en el campo de la física. De acuerdo al jurado sueco, este descubrimiento “cambió nuestra comprensión de lo mecanismos más íntimos de la materia y puede revelarse crucial en nuestra visión del universo”.
“El descubrimiento permitió emitir una conclusión de alcance considerable, pues los neutrinos, sobre los que durante mucho tiempo se pensó que no poseían masa, deben tenerla, aunque muy pequeña”, señaló el jurado, saludando el “histórico descubrimiento”.
Los neutrinos son partículas que no poseen casi nada de masa y que vienen hasta nosotros en cantidades astronómicas. Provienen del Sol o son emitidas a partir del choque de partículas más pesadas sobre los átomos de nuestra atmosfera. Existirían tan solo tres familias de neutrinos, pero estas partículas extrañas tienen la capacidad de transformarse en otro tipo de neutrinos.
Fue en 1998 que esta extraña propiedad, llamada también oscilación, fue confirmada, cuando el japonés Takaaki, director del Instituto para la investigación de rayos cósmicos, descubrió que los neutrinos de la atmosfera “cambiaban de identidad” en su camino hacia el detector Super-Kamiokande en Japón.
Paralelamente, el equipo de investigación dirigido por Arthur B. McDonald, profesor emérito en la Queen’s University en Canada, demostró que los neutrinos provenientes del Sol no desaparecían en su camino hacia la Tierra. Cuando llegaban al Observatorio de neutrinos de Sudbury habían cambiado de identidad.
El descubrimiento de esta singularidad permitió resolver el problema que los físicos han confrontado durante años. El hecho de que más de dos tercios del número de neutrinos calculado teóricamente faltaban cuando se llevaba a cabo las medidas de evaluación sobre su cantidad.