Sobre la última encuesta Ipsos que reporta el voto en contra de los candidatos
Los resultados de la encuesta de Ipsos sobre el antivoto de los candidatos presidenciales del 2016 nos muestran dos hechos importantes: en primer lugar la intención del voto en contra del fujimorismo menor que las demás, y en segundo lugar el fuerte rechazo a los candidatos ligados al gobierno. Llama la atención, además, el fuerte antivoto en su conjunto.
El 65% de los encuestados por Ipsos respondió que “definitivamente no votaría” por Alejandro Toledo, el 64% por Alan García, 60% por Daniel Urresti, 45% por César Acuña, 42% por Pedro Pablo Kuczynski, y 29% por Keiko Fujimori. Además, el 12% respondió que “probablemente no votaría” por Toledo, otro 12% por Alan García, 9% por PPK, 8% por Acuña, 8% por Urresti, y 6% por Keiko.
Es temprano aún para proyectar resultados, pero es obvio que si estas tendencias se mantienen, Keiko se perfila como la gran favorita, porque ya no solo tendría las mayores preferencias (29% votaría definitivamente por ella y 23% probablemente lo haría), sino porque sería además la candidata con menos resistencia. Esta es la gran sorpresa de la campaña, pues se creía que el antifujimorismo era más fuerte.
El respaldo a Keiko se explica por el descalabro del antifujimorismo expresado en el fracaso del gobierno nacionalista -que arrastra consigo a sus garantes-, el fracaso de la izquierda en el gobierno municipal de Lima, los escándalos de corrupción que han envuelto a ambas administraciones, y las denuncias contra Alejandro Toledo por el caso Ecoteva. Pero también se explica porque Keiko ha logrado levantar al fujimorismo de los escombros y ha forjado un nuevo liderazgo en su partido.
Sorprende el alto antivoto de Alan García porque su segundo gobierno tuvo buenos resultados. Influyen en ello al parecer las acusaciones de corrupción contra su gobierno, que si bien no le alcanzan personalmente y son poco consistentes, tienen un fuerte despliegue mediático con claro sesgo anti-aprista. La otra explicación sería la de José Barba, quien sostiene que para que un partido supere el desgaste político de su último gobierno debe esperar diez años, porque a los cinco aquel aún está fresco en el recuerdo. Señala como ejemplos las relecciones de Belaúnde en 1980 y de García el 2006, la primera después de 12 años y la segunda tras 16 años.
El otro hecho saltante de la encuesta, el fuerte antivoto a los candidatos que representan o están vinculados al gobierno nacionalista, refleja la baja aprobación del gobierno en general y del presidente Humala (14%) y su esposa Nadine Heredia (12%) en particular, según otros resultados de la misma encuesta de Ipsos.
El descontento ciudadano hacia los candidatos oficialistas se explica porque ya empiezan a sentirse en la población los efectos de la política económica nacionalista que ha frenado el crecimiento económico, sobre todo una menor oferta de empleo originada por la caída de la inversión privada y también de la pública.
De otro lado, es interesante observar que el antivoto supera largamente a los votos seguros y probables de casi todos los candidatos, excepto Keiko Fujimori. Quienes definitivamente votarían o podrían votar por ella suman en total 52%, frente a un 45% que definitivamente NO votarían o tal vez NO votarían por ella. En el caso de PPK los primeros suman 39% y los segundos 51%; en el de Alan García 21% frente a 76%, Toledo 20% frente a 77%, Urresti 14% frente a 68%, y Acuña 24% frente a 53%. El los casos de Urresti y Acuña y PPK hay que señalar que hay además un margen de ciudadanos que dicen que no los conocen: 14% en el caso del primero, 13% el segundo y 7% el tercero.
A seis meses de las elecciones así están las cosas. Pero la experiencia nos enseña que, en materia electoral, no siempre el primero en las encuestas previas es el ganador; al final triunfa el que hace la mejor campaña y logra construir una mayoría a su favor. Lo único que parece más probable es que el fujimorismo tendría asegurado su ingreso a la 2da vuelta en base a un voto duro de alrededor de 30%.
Pero así como nadie puede cantar victoria desde ahora, tampoco se puede descartar a quienes aparecen hoy relegados. Acuña ha llegado a un expectante 6% de voto seguro, desplazando a la cola a Alejandro Toledo. Y Alan García ya ha demostrado que tiene una enorme capacidad política para hacer buenas campañas, como lo hizo el 2006, cuando derrotó a Lourdes Flores primero y Humala después, con todos los pronósticos en contra.
Todo indica, entonces, que la próxima elección presidencial se definiría en mayo, entre Keiko Fujimori y quien pase con ella a la segunda vuelta. A menos que ocurra un nuevo “tsunami Fujimori” en la campaña, y la candidata fujimorista supere el 35% de preferencias que le permitirían superar la mitad de los votos válidos y ganar así en primera vuelta.
Pero todo esto es hoy política-ficción, pues queda mucho pan por rebanar.