Se dice con mucha frecuencia que es necesario preparar a nuestros chicos, nuestros alumnos, en las llamadas “competencias blandas”. Entre ellas -que son varias y parecen fáciles pero no se practican- está la de organizarse bien y trabajar en grupos para saber relacionarse, hacer propuestas, interactuar y -lo más importante- arribar a conclusiones. En especial porque lo más difícil entre los peruanos es que nos pongamos de acuerdo y cumplamos lo acordado.
Demos un paso adelante. En la teoría del liderazgo y el desarrollo social, tanto en las relaciones interpersonales como -con mayores razones y necesidades- en las actividades sociales y empresariales, los seres humanos estamos casi en permanente actitud de “negociación”. Así se llama modernamente a la búsqueda de la transacción, del ponerse de acuerdo, del pactar decisiones. Lo ideal es que los acuerdos generen la mayor satisfacción –tanta como fuera posible- entre los interesados, en armonía con el bien superior que se persigue.
En consecuencia todo aquello que vaya en la dirección de los entendimientos es una buena señal, un buen ejemplo. Los suspicaces, los adeptos a la “cultura de la sospecha” verán lo que sus ojos quieran ver. Nada es mejor que un entendimiento público, una negociación limpia, un pacto institucional como el que han iniciado dos entidades como los partidos Aprista y Popular Cristiano.
¿No es una competencia educativa y un mecanismo de entendimiento el que las personas y las instituciones sepan trabajar juntas? Pues ésa es la lección que ofrece al Perú la Alianza Popular.