En la campaña electoral en curso los candidatos Alfredo Barnechea y Verónica Mendoza, están ofreciendo la renegociación del contrato de licencia de explotación del lote 56, donde se produce Gas Natural (GN), que luego es licuado (LNG) en la planta costera ubicada en el Km 170 de la Panamericana Sur y exportado en un 70% de su volumen con destino de la costa pacífica mexicana para honrar un contrato de abastecimiento a la estatal Confederación Federal de Electricidad. También ofrecen la masificación del GN por redes para atender a los consumidores residenciales.
En el caso de la exportación de LNG, se afirma con absoluta falta de rigurosidad que si en lugar de exportar a México con bajos precios; se hubiera hecho a otros destinos como Asia o Europa, donde los precios de referencia (marcadores) eran mayores, el Perú hubiese dejado de tener pérdidas billonarias. Para una afirmación de este tipo hay tres premisas: que los marcadores de Asia, Canadá y Europa han tenido grandes vaivenes de alzas y bajas; que las ventas a estos destinos se han hecho a valores menores que los marcadores y que para un cálculo de lo que debería haber ocurrido tendría que suponerse que existía demanda de LNG en los lugares donde se tenía la mayor cotización. Dependiendo como se utilizan los supuestos se pueden registrar hasta cifras menores que las recaudadas. Es indispensable que los candidatos con sus técnicos hagan una exposición de sus cálculos.
En cuanto a la masificación del GN, donde hay 9 regiones con concesión de distribución por ductos otorgadas; el costo de estaciones modificadoras de presión, tendido de red y conexión al domicilio, asciende a la suma promedio de 950 dólares por predio atendido. Esto significa que si solo en Lima se conectara a todas las viviendas, falta hacerlo en 1.7 millones de hogares, se requeriría una inversión de 1,615 millones de dólares. Esta tarea no puede obligársele al concesionario, pues no es rentable; la única salida sería que el estado haga un aporte, que nadie dice de donde saldría.
Es muy fácil hacer señalamientos tremendistas con cifras falaces y promesas sin sustento económico de la manera que se implementarían. Es hora de pasar al ofrecimiento serio señores candidatos.