Salud positiva – Cómo encontrarlo a 'Él'

En uno de mis viejos programas de televisión favoritos, "Todo el mundo quiere a Raymond", Robert (el hermano de Raymond) dedica muchos años a buscar su pareja ideal, a quien llamaba "ella".

Sé cómo se sentía Robert. Años atrás, yo también me preguntaba si alguna vez podría encontrar mi media naranja. En algún momento sentí pánico y confusión sobre el matrimonio. No hay duda de que muchas personas tienen problemas al enfrentar este asunto. Pero ¿qué es lo que realmente buscan? Cualquiera que sea nuestro estado civil —soltero, divorciado, viudo o incluso casado, ¿no es cierto que todo lo que deseamos encontrar es la felicidad?

Mi búsqueda personal me llevó a la conclusión de que antes de poder ser un buen compañero para otra persona, necesitaba asegurarme de que contaba con rasgos de carácter que son importantes para lograr un buen matrimonio, como el desinterés, la gracia, la alegría y la paz. Sentí que dado que estas características tienen su origen en Dios, primero tenía que conectarme con "Él". Acudí a la Biblia y a Ciencia y salud con clave de las Escrituras, de Mary Baker Eddy, dos libros que me habían ayudado en el pasado a lidiar con todo tipo de problemas.

Mi estudio me condujo a un conocimiento de Dios como Padre, Madre, Amor y Pastor —palabras que indican un Creador amoroso que ayuda y guía a su creación. También descubrí mi relación con Él como hijo de Dios amado de modo exclusivo, que ya poseía cualidades espirituales, tales como el valor, la fuerza y el afecto.

Entonces, en lugar de preocuparme constantemente por cómo o cuándo iba a encontrar una pareja, constantemente pedía a Dios: "Padre, muéstrame cómo pensar" —cómo ser menos temeroso y solitario, y más alegre, cariñoso y desinteresado. En realidad, este proceso se convirtió en una aventura. Yo podía sentir el Amor divino en cada paso del camino, que me ayudaba a ser menos crítico y sentir menos confusión, y al mismo tiempo sentir más paz y seguridad.

Encontré realmente mi alegría en Dios y supe que podía ser feliz independientemente de mi estado civil porque lo había encontrado a "Él".

Unos meses más tarde, recordé a una joven viuda que había conocido recientemente. Ella también había estado orando, atesorando en su corazón la idea de que Dios cuidaba de ella y de su hija. El día de San Valentín la invité a cenar. Esa noche los dos supimos que Dios nos había reunido. Nos casamos ocho meses después, hace ya 25 años.

Al darnos cuenta de nuestra conexión con Dios, de nuestra verdadera identidad como su hijo amado, todos podemos encontrar una felicidad duradera.

Thomas Mitchinson escribe sobre la relación entre el pensamiento, el bienestar  y la espiritualidad,  residente de Naperville, Illinois es Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana. Twitter: @TimMitchinson