Se acabó agosto pero no las expectativas. En esa línea, deberá llegar el día en que universidades y centros superiores asuman en concierto proyectos comunes, en alianza y coordinación con los órganos de gobierno, el regional y los provinciales. Un par de cosas bien hechas bastaría para comenzar. Concertar implica ir en la misma dirección con algún grado de responsabilidad, pero rindiendo cuentas por el encargo. Por eso la necesidad de un plan de desarrollo integral con énfasis en las ventajas comparativas y potencialidades.
Se anhela un mayor compromiso de las instituciones empresariales con el desarrollo tacneño. De ellas depende mucho la prosperidad económica de la población propia y colindante. Nunca entendí por qué se debilitó y olvidó el proyecto GEICOS que nos vinculaba con el noroeste argentino en lo comercial y potencialmente turístico. No dudo que alguna vez desarrollaremos un circuito propio que nos vincule con Bolivia, Argentina y Chile.
Llegará el día en que sepamos respetar la modesta pero hermosa arquitectura tacneña. Hay que recuperar las pocas y maravillosas casonas que aún luce nuestra ciudad. No hay verdadero amor por Tacna si están en agonía la quinta Hullman como el Hotel Los Ángeles y muchas más. La modernidad no se levanta sobre las ruinas de lo que nos distingue. El buen liderazgo ve oportunidades donde otros ven problemas.