“¿Cuál es el secreto de tu salud?”

Llego al aeropuerto de Port of Spain, en Trinidad y Tobago, y al salir con mi maleta, un taxista me ofrece sus servicios. Muy contento, el señor de pronto empieza a contarme que iba a cumplir 62 años, estaba muy feliz y saludable. Cuando le pregunto: “¿Cuál es el secreto de tu salud?”, me contesta rápidamente: “No tomo, no fumo, tengo una sola mujer y estoy casado hace 34 años”.

Como el viaje fue largo y tardó por el tráfico, hablamos mucho sobre el tema. Me impresionó su convicción de lo que le aporta salud mental y física, además de estabilidad familiar. Como es el mayor de 7 hermanos varones y con varios amigos de la profesión, me dijo que intenta siempre hablarles de su convicción para que sigan su ejemplo.

Como me pareció hindú, le pregunté cuál era su religión, y me dijo que era musulmán. Pero añadió que para él, islamismo y cristianismo caminan paralelamente, y él acepta a Jesús como profeta y respeta los valores cristianos. 

Estudios y estadísticas comprueban que sí, los que practican una religión, tienen valores éticos y morales, y por ello se les hace más fácil abstenerse de cualquier tipo de adicción y mantener una vida emocionalmente estable, lo que les garantiza más salud y más longevidad.

El tema de la adicción me llama mucho la atención, o mejor dicho, me toca el corazón pensar en los drogadictos, sus familiares, y los problemas personales y sociales que la adicción causa. En California, datos de la oficina forense del condado de Orange informan que en los últimos cinco años cerca de 200 jóvenes de entre 14 y 26 años fallecieron como consecuencia del consumo de drogas. Dos terceras partes de esas muertes se atribuyeron a los fármacos que prescriben los profesionales de la salud. El Diputado Vidal Llerenas, de México, dijo que su país es el primer exportador de marihuana a los EEUU.

Esos datos me hacen pensar que lograr evitar el primer trago de alcohol, el primer cigarrillo, o probar cualquier tipo de droga que cause adicción no es una privación, sino que es el camino para una vida sana. La educación espiritual en la niñez contribuye para una adolescencia y vida adulta estables, brindando al individuo el valor de rechazar a lo que le resulte perjudicial, y eso lo digo por experiencia propia.

Pero aún cuando uno se vuelve adicto, es posible cambiarse, como también fue el caso del taxista, que por años fumaba varios cigarrillos al día, pero al enterarse de el cuánto mal le causaría la nicotina, resolvió abandonar por completo el hábito y lo logró, por si sólo. Él me admitió que al trabajar por la noche, el cigarrillo le hacía compañía, pero se dio cuenta que su salud era mucho más importante.

Ese es un ejemplo de cómo es importante tomar consciencia del dominio y autocontrol ya pertenecientes a la naturaleza espiritual de cada uno, tanto para evitar como para dejar la adicción. Esas cualidades son brindadas por la Mente divina, que es la fuente de la creación de todos.

Si estás enfrentando cualquier tipo de adicción o conoces a alguien que esté, se puede empezar una jornada de liberación o presentarla a alguien llenando el corazón de amor, compasión y paciencia, buscando la inocencia y pureza espirituales de cada uno.

A veces la etapa es corta, como fue la del taxista, a veces es prolongada, pero siempre se puede alcanzar a la meta final de libertad y sanación, manteniendo el pensamiento enfocado en ella, sin darse por vencido. Esa capacidad la tenemos todos.

Leide Lessa es maestra y conferenciante de la Ciencia Cristiana y escribe sobre la relación entre la espiritualidad y la salud. Twitter: @LeideLessa   Email: lessal@csps.com