Grover Pango, autor de estas líneas
Cuando murió en febrero de este año Umberto Eco, escritor y filósofo italiano, la noticia recorrió el mundo y en las redes sociales se le rindió intenso homenaje. Curiosa circunstancia porque para Eco, que todos tuvieran oportunidad de expresarse con total libertad, era algo cercano a lo intolerable. “Es la invasión de los idiotas”, había dicho.
En dos hechos muy recientes se puede encontrar sentido a la preocupación de este intelectual. Hace pocos días, en la comunidad de Huaycán, dos encuestadores casi fueron quemados vivos por una turba que los acusaba de raptar niños y traficar con sus órganos. Todo parece indicar que en Facebook apareció una advertencia (sin ningún fundamento real) que señalaba a Huaycán como el escenario de esta amenaza, para que luego la imaginación y el descontrol hicieran el resto, incluida una persona muerta por un disparo.
En una esfera muy distinta pero con consecuencias sociales penosas, en estos días se ha generado un extraño enfrentamiento contra la “ideología de género”, dentro y fuera de las redes sociales, como parte del currículo escolar. Cada quien entiende a su manera lo que nadie ha planteado. Así se confunden y descalifican temas tan importantes como la equidad o la igualdad de género.
La libertad de proponer noticias u opiniones por confusión o con intención nos dice que, en algo o en mucho, Eco pudo tener razón.
“Es la invasión de los idiotas”: es la frase que acuño el escritor y filososfo italiano Umberto Eco afin de referirse, preocupado, al hecho de que todos tuvieran oportunidad de expresarse con total libertad.