[Escándalo Odebrecht] Pero tú también

Grover Pango, autor de estas líneas

Cuando recién comienza la turbamulta que se viene con los destapes de Odebrecht y sus cómplices,  es difícil presagiar el desenlace de este nuevo “via crucis” que le toca vivir al Perú.

Si no fuera tan grande, alguien podría alegar casi con dulzura que al país “no le preocupa un poquito de corrupción” porque este fenómeno no es nuevo entre nosotros. Hay datos de 1737 que así lo señalan, según la “Historia de la corrupción en el Perú” (2014) de Alfonso W. Quiroz. 

Pero casi por igual preocupa la facilidad que como sociedad tenemos para dar por ciertas algunas cosas, casi siempre -para no generalizar-. (1) Se parte de la suposición de que la cosa pública es una oportunidad para enriquecerse ilícitamente. (2) La honradez resulta inadmisible y, aún peor, al que parece honrado se le supone tonto –con otro nombre-. (3) Para que no se robe –y aquí está la prueba- se impide la reelección; en consecuencia se castiga a-priori a quien sí es un buen hombre público. (4)  Es tan obvio que el robo es inevitable que se suele admitir que “roba pero hace obra”. (5) Tal vez sin plena conciencia, se incursiona de muchas formas en la promoción de la corruptela; sólo que la lista es larga.

De paso  -y sin posturas santurronas- hay quienes tienen ahora la ocasión feliz de ver a muchos más revolcados en el barro podrido. Entonces podrían sonreír buscando a quien decirle: pero tú también.