[Jorge Luis Martínez] ¿Y dónde estuvo el Control?

 

Mg. Jorge Luis Martínez, autor de estas líneas

En las grandes corporaciones privadas, los directivos requieren disponer del flujo de información necesario a fin de poder desarrollar una labor gerencial en las mejores condiciones. Canalizar los insumos informativos es la tarea realizada por el Controller, el líder del personal de confianza especializado en la identificación, búsqueda, elaboración y comunicación de información relevante. Algo similar sucede cada día en el caso del Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Ahí, el inquilino de la Casa Blanca se reúne cotidianamente, a primera hora, con el Jefe de la CIA, quien  lo mantiene informado sobre los pormenores de la situación nacional e internacional.  Una práctica digna de emular.

Un ejercicio, sin embargo, ajeno a la forma a la que se gobierna en nuestro país. Ya que el día de ayer, en el marco de una conferencia de prensa en el seno de su institución, el Contralor General de la Republica Edgar Alarcón dijo que como resultado de las acciones de control realizadas a 16 obras ejecutadas por Odebrecht entre 1998 y 2015, su entidad ha detectado que se habría ocasionado, debido a irregularidades, un presunto perjuicio económico al país por un monto aproximado a los 283 millones de dólares norteamericanos. Nada menos que a lo largo de 17 años. 

Habiendo escuchado al Contralor, la preguntas se imponen por sí solas, ¿dónde estuvo todos estos años la entidad que hoy Edgard Alarcón dirige?, ¿cómo se explica el hecho de que esta institución no haya intervenido y advertido sobre lo que estaba sucediendo a lo largo de todo este periodo? Al hacer eco de las preguntas, no es el propósito de estas líneas afirmar que la institución de control del dinero del contribuyente haya estado involucrada en oscuros manejos. El objetivo es otro. Señalar que este ente de control de más alto nivel tiene que gozar de un rango más importante en la estructura del aparato del Estado peruano. De manera que el Contralor General de la República pueda participar en las sesiones de Consejo de Ministros al tener las mismas prerrogativas y preeminencias de un Ministro de Estado.

Así las cosas, cabe señalar que el costo del Gasoducto del Sur pasó de costar 1,334 millones de dólares en el 2008 a 7,500 millones de dólares seis años después, en el 2014. ¿Qué puede hacer ahora el Estado para evitar esta barbaridad y serio perjuicio económico para nuestro país? Esto lo pagaran las futuras generaciones. Otro dato dantesco concierne a la modernización de la Refinería de Talara; costará 4,600 millones de dólares para que exporte menos de cien mil barriles. Conviene señalar que el Ministro de Economía Alfredo Thorne ha dicho que viajará a Europa en busca de un financiamiento (deuda) de tres mil millones de dólares para la modernización de Petroperú, un monto que incluye lo concerniente a la Refinería de Talara. En este escenario, esperemos que el Ejecutivo le dé la importancia debida a la Contraloría a fin de que esta institución pueda llevar a cabo su cardinal labor. Y, años más tarde, no nos lamentemos escuchando que esas obras causaron perjuicios económicos a nuestro país. Ya estamos cansados de eso.