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REDES SOCIALES
Sábado 21 de enero 2017

Enrique Cornejo y la "renovación" aprista

"La política es concebida como una forma de ejercer el poder con la intención de resolver el choque entre los intereses encontrados en una sociedad. Es la ciencia destinada a canalizar y satisfacer las esperanzas de los desposeídos. Por lo tanto, debe concebirse como un cometido orientado a atender las reivindicaciones de las mayorías.", señala Wilfredo Pérez Ruiz.
Enrique Cornejo y la 'renovación' aprista
Foto: Difusión


La política es concebida como una forma de ejercer el poder con la intención de resolver el choque entre los intereses encontrados en una sociedad.  Es la ciencia destinada a canalizar y satisfacer las esperanzas de los desposeídos. Por lo tanto, debe concebirse como un cometido orientado a atender las reivindicaciones de las mayorías.

La población demanda partidos sólidos, arraigados en la localidad y aptos para analizar nuestra composición social. Este quehacer debe inspirar la activa contribución de peruanos identificados con las expectativas de las masas. La honestidad y la devoción por un ideal, ha dejado de ser frecuente en un medio caracterizado por confabulaciones, usanzas indecorosas, ambiciones y mutismos convenientes. Toda una secuela de episodios que han transformado la política en una cantera de procederes detestables.

Dentro de este contexto, el Partido Aprista Peruano, al igual que otras agrupaciones, atraviesa una crisis institucional agudizada por los resultados obtenidos en la última votación. Es imprescindible el surgimiento de cuadros alternativos y, además, conviene refrescar sus liderazgos en un congreso que asegure la designación transparente de sus autoridades.

Uno de los aspirantes a la secretaría general es el ex ministro, Enrique Cornejo Ramírez, quien goza de amplio aval y de una imagen de credibilidad y respeto. Ha demostrado extenso dominio de los temas municipales, capacidad durante su desempeño en la gestión pública, exhibe una trayectoria honorable y ha sido, probablemente, el único ex funcionario público que ha deslindando con firmeza y sin medias tintas en el sonado caso de la empresa Odebrecht.

Sin embargo, viene recibiendo soterrados ataques en las redes sociales de quienes se niegan a impulsar la esperada innovación en la conducción del partido de la estrella. Es notorio el deseo de los miembros de la Comisión Política -dirigidos por Alan García Pérez- de postergar este cónclave que, como ha señalado el ex candidato a la alcaldía metropolitana, es aconsejable que cuente con la participación del Jurado Nacional de Elecciones para evitar el fraude, la tradicional adulteración de padrones y el imperio de la espuria democracia interna.

Estos acontecimientos ratifican la opinión adversa acerca de los partidos: logias cerradas, atiborradas de arreglos subrepticios y silencios cómplices y, por cierto, opuestas a la alternancia, a la actualización programática y al ejercicio de la pluralidad. También, influyen en la ausencia de identificación de la militancia y favorece a quienes han convertido esta histórica organización en su cofradía.

A todas luces la postulación de ex titular de Transportes no tiene el visto bueno de la dirigencia y de su derrotado candidato presidencial (2016). Ello genera enorme expectativa. Pues, de acceder al máximo cargo del Comité Ejecutivo Nacional sería el primero en alcanzar este sitial a pesar de haberse enfrentado al todopoderoso “dueño” del movimiento fundado por Haya de la Torre y de cuyo mandato ético y cívico está abismalmente alejado. Sólo vasta contrastar la acumulación de bienes materiales, la riqueza monetaria y el compromiso con los destinos del país para verificar las disparidades que lo separan. Los valores y la grandeza de Víctor Raúl no han sido, ni serán igualados.

Coincido con lo aseverado por Enrique Cornejo Ramírez en su reciente pronunciamiento: “…Se hace necesario y urgente iniciar un auténtico proceso de renovación partidaria, inspirado en el ejemplo y magisterio de Víctor Raúl Haya de la Torre y que busque cinco objetivos concretos: democracia interna; descentralización de la tarea partidaria; retomar el partido escuela y la formación de nuevos cuadros; transparencia en la gestión y rendición de cuentas; y, renovación de los cargos para dirigentes”. “…Lamentablemente, los apristas y la opinión pública en general constatamos que parte importante de la actual dirigencia nacional claramente no tiene interés en que se produzca esta auténtica renovación y por ello se llenan de pretextos y de artimañas para postergar la realización del congreso partidario. Esta actitud es totalmente contraria a la opinión e intereses de los militantes apristas de base, y la tienen dirigentes que han perdido legitimidad no sólo por los desastrosos resultados electorales sino también porque tienen mandatos vencidos desde marzo de 2014”.

Un aspecto que no debe pasar inadvertido está referido a la tan anunciada “renovación”. Para empezar, obviemos entenderla como un fenómeno puramente generacional; implica aspectos morales. Existen cuarentones y cincuentones de mísera actuación y que lo único que han obtenido en sus vidas es atribuible a los efímeros puestos estatales ejercidos en el gobierno aprista. Por esta razón, es entendible su incondicional sumisión a supuestos líderes mesiánicos. Jóvenes con un proceder deshonroso, reprochable y mediocre.

Tampoco es novedoso el sesgado obrar de la cúpula del Partido del Pueblo. Recordemos que el favorito del ex jefe de estado en la contienda municipal del 2014 fue el líder de Solidaridad Nacional, un personaje envuelto en indagaciones por la sobrevaluación de sus flamantes edificaciones, el incumplimiento de sus cronogramas, los conocidos Comunicore, El Metropolitano, etc. Incluso le impuso la Orden “El Sol del Perú” en el grado de Gran Cruz. Qué manera de denigrar la más alta insignia del estado peruano.

La candidatura de Enrique Cornejo Ramírez (2014) fue aceptada debido a la presión de la militancia y, además, durante su campaña le dieron la espalda los obsecuentes al autor de “El futuro diferente”. Era evidente que deseaban rehuir presentar candidato propio para apoyar a Luis Castañeda Lossio. Coincidentemente la Célula Municipal Aprista y la Célula Parlamentaria Aprista se portaron como sus escuderos. La frase “roba pero hace obra”, define una administración edil distanciada de los vocablos: honradez, probidad, lealtad y decencia.

Un comentario aparte: por mi condición de ex presidente ad honorem del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda, dispongo de la documentación probatoria del comportamiento delictivo de Solidaridad Nacional en la dirección -a partir de junio de 2007- de esta representativa entidad.  Curiosa casualidad: una dama que le encanta presumir de su cercana amistad con el creador del enunciado “la plata llega sola”, Leonor (Noni) Saúd Castillo -presidenta de la Sociedad Zoológica del Perú- ha obtenido controvertibles beneficios para esta fantasmal entidad ambientalista instalada en áreas del parque.

A la cúpula de la Casa del Pueblo la suerte le ha sido esquiva en sus adhesiones. De manera encubierta apostaron por Lourdes Flores Nano para la alcaldía de Lima (2010) -luego de retirar la candidatura de Carlos Roca Cáceres, dirigente íntegro, austero, intachable y fiel al ejemplo de vida de Haya de la Torre- y en las presidenciales, lo hicieron por su vecino de la Plaza de Armas; los días previos cambiaron de opción y ofrecieron su respaldo a Pedro Pablo Kuczynski (2011). En la segunda vuelta de ese año, simpatizaron -pero no se atrevieron a hacerlo público- con Keiko Fujimori Higuchi. “Hoy por ti, mañana por mí”, al parecer fue la sórdida consigna que los inspiro.

No olvidemos que una facción aprista siempre se ha entendido con el fujimorismo. Viene a mi mente la célebre expresión “en política no hay que ser ingenuos”, entre otras afirmaciones de un oblicuo, vanidoso, bipolar y antiguo inquilino de Palacio de Gobierno. El trato deferente al recluso Alberto Fujimori Fujimori es una muestra inequívoca de tan espléndida relación.

Es nuestro anhelo que se abran paso la democracia, la tolerancia cívica y la voluntad de restablecer el aprismo como escuela de formación política. Estamos ante una disyuntiva al interior de una colectividad que es patrimonio de todos los peruanos, legado de hombres y mujeres cabales, ilusión de los necesitados, semillero de luchadores sociales y alforja de convicciones ciudadanas. En tal sentido, quiero evocar las declaraciones de su único jefe: “El aprismo es la voz limpia que expresa el viejo y hondo dolor del Perú”.

(*) Docente, conservacionista, militante del Comité Distrital de San Borja e integrante del Buró de la Secretaría Nacional de Relaciones Internacionales del Partido Aprista Peruano. http://wperezruiz.blogspot.com/

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