[2017] ¿Y ahora qué?

Mg. Jorge Luis Martínez, autor de estas líneas

El pasado 17 de octubre Alfredo Thorne señaló que la economía peruana se encontraba en fase de “aceleración”. La prueba, un crecimiento de 4,3 por ciento impulsado por la dinámica de la minería y el gasto público. Casi cuatro meses después de haber compartido sus optimistas apreciaciones, el mismo Alfredo Thorne dice que la economía peruana crecería este año tan solo un 3,8 por ciento; un punto porcentual menos pues de lo esperado. Esto, debido el pandemónium suscitado por el escándalo de corrupción de Odebrecht, que no ha traído consigo tan solo la cancelación del contrato de concesión del Gasoducto Sur Peruano (GSP), ya que junto con la recisión de este contrato (una nueva licitación en el mejor de los casos tomaría entre doce a quince meses), tal como lo señala el Gremio de Construcción Civil, otras obras del gigante brasilero caído hoy en desgracia han sido puestas en cuestión (la irrigación de Chavimochic, Majes y Alto Piura), dejando de esa forma sin empleo a más de quince mil personas. Un dato adicional: el GSP equivale a un punto porcentual del PBI peruano.

La pregunta cae por su propio peso ¿qué Hacer? Una interrogante (nada menos que el título de una obra famosa de Lenin) que nos induce a preguntarnos si el gobierno peruano tiene un Plan B ante esta contingencia. El ministro Thorne ha hecho saber que va a transferir recursos a los gobiernos regionales a fin de que se realicen obras: pero no nos parece suficiente: los recursos quedarían entrampados en el nudo de la burocracia estatal. ¿Qué es lo que se debería entonces hacer? Pensemos en voz alta: Ser más audaces. A inicios del segundo mes de un año que se ha presentado complicado en lo económico y nuboso en lo externo (la salida de EE.UU. del TPP, un acuerdo en el que nuestro país forma parte, por ejemplo, y no saber qué hará el gran coloso del norte con los demás tratados comerciales) una forma de ser audaces sería la promulgación de decretos de urgencia orientados a la implementación de obras que constituyan un shock de inversiones sin trabas burocráticas, a fin de que el sector construcción avance tal como lo hizo en años anteriores. Otra acción podría ser que el presidente, junto con empresarios privados agremiados, haga uso del avión presidencial y se desplace al exterior para atraer inversión extranjera (una labor nada que no es ajena para el presidente de la república, quien a lo largo de toda su vida ha sido representante de un buen número de multinacionales). Un shock de confianza empresarial es lo que se necesita. Mejor aún si esto va acompañado por la delegación de los asuntos de Estado de PPK a su Premier. Pues no está bien que el presidente esté llevando a cabo tareas que Fernando Zavala puede muy bien realizar; mal se le vio a PPK haciendo uso de una pizarrita, explicando las idas y venidas del Aeropuerto de Chinchero.

En momentos que los problemas climáticos han traído consigo deslizamientos de agua y lodo en algunas zonas de la capital y en las provincias del interior, lo que falta es liderazgo. El Jefe del INDECI con sus botas y con la ayuda de las FF.AA. debe estar en primera fila dando una mano a los damnificados; el liderazgo en estos temas es importante. Es necesario que cada ministro ejecute lo que está contemplado en el marco de sus funciones. No hay tiempo que perder en estos momentos tan difíciles de nuestro país.