Muchos habíamos deseado que la desvergüenza fuera asunto del pasado, pero no es así. Además hoy carecemos de referentes éticos. Así es que buscamos de nuevo a Jorge Basadre – su fecha natal es el próximo 12 – cuando en 1943 proponía una demanda vigente:
“La promesa de la vida peruana (…) ha sido a menudo estafada o pisoteada por la obra coincidente de tres grandes enemigos de ella: los Podridos, los Congelados y los Incendiados.
Los Podridos han prostituido y prostituyen palabras, conceptos, hechos e instituciones al servicio exclusivo de sus medros, de sus granjerías, de sus instintos y sus apasionamientos. Los Congelados se han encerrado dentro de ellos mismos, no miran sino a quienes son sus iguales y a quienes son sus dependientes, considerando que nadie más existe. Los Incendiados se han quemado sin iluminar, se agitan sin construir.
Los Podridos han hecho y hacen todo lo posible para que este país sea una charca; los Congelados lo ven como un páramo; y los Incendiados quisieran prender explosivos y verter venenos para que surja una gigantesca fogata.
Toda la clave del futuro está allí: que el Perú se escape del peligro de no ser sino una charca, de volverse un páramo o de convertirse en una fogata. Que el Perú no se pierda por la obra o la inacción de los peruanos.”
Perdone usted, don Jorge. Parece que en éste, su amado país, no hemos aprendido nada.