Un dato preocupante: el del empleo juvenil

Mg. Jorge Luis Martínez, autor de estas líneas

La naturaleza se ensaña con el Perú. Su inclemencia no parece tener límites y azota implacablemente a muchos de nuestros compatriotas. Las imágenes que nos enrostran la televisión y las redes sociales nos golpean. La situación se agrava. Urge la acción colectiva y una presencia, sobre todo, del aparato del Estado que no esté signada, como desgraciadamente lo está, por la lentitud y los afanes burocráticos. Pobre Perú podemos decir. Ni siquiera la tasa de crecimiento económico de 4,81 por ciento correspondiente al mes de enero de este año que ha dado a conocer el INEI puede levantar la moral ciudadana. Tampoco la que concierne, para el mismo periodo, a la producción del sector pesca: 42.17 por ciento, de a cuerdo a lo propalado por la misma fuente, gracias, ironía del momento, a las mejores condiciones climáticas para la captura de anchoveta. Como tampoco la dinámica del sector Minería e Hidrocarburos, que con una tasa cercana al 15 por ciento nos dice mucho de lo que significó en producción el primer mes de 2017. Pues sabemos que las tasas correspondientes a los meses de febrero y marzo, los porcentajes, sobre todo el del sector agrícola, serán menores, sino negativos como consecuencia de los desastres naturales.

Así las cosas, poco margen queda para el optimismo a mediados de este tercer mes del año. Máxime si a los porcentajes que anticipamos en términos de producción le añadimos la alarmante tasa de desempleo de Lima Metropolitana. Este aumentó hasta 7.7 por ciento, una tasa netamente superior en comparación a las que se arrojaron en los últimos cinco años. Un porcentaje que nos señala un problema que afecta principalmente a los jóvenes, a aquellos que se encuentran en el inicio de su vida laboral. Se están sembrando vientos. Urge encarar el problema a fin de evitar las tempestades. Preguntémonos en voz alta ¿cómo crear empleos para ellos?, ¿qué políticas públicas se están implementando a fin de generar resultados concretos en este campo? Señores, tomemos al toro por las astas. No soslayen lo que señala el economista Cesar Peñaranda, Director Ejecutivo del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima, cuando indica que para que el mercado laboral absorba entre 200 mil y 270 mil personas por año, tal como viene sucediendo, el PBI debe crecer entre 3 y 4 por ciento. Y que “el deterioro del empleo responde a la desaceleración de los sectores no primarios, tales como construcción, manufactura, servicios y comercio, que demandan mano de obra intensiva, así como a la incertidumbre que crean la corrupción y los desastres naturales en el norte del país. No hay capacidad para generar empleo” (El Comercio, 16.03.2017).

No se puede negar que existen Programas de Empleo que emanan del aparato del Estado, pero no se puede negar que la oferta laboral para la fuerza de trabajo sector joven es escasa. Es cierto que hay incentivos tributarios para estimular la creación de empleo juvenil, pero igual no basta. Se tiene que hacer más, proponer más, a fin de hacer crecer el empleo juvenil y atender la demanda. Pues de lo que se requiere es estimular la inversión privada en aras de lograr este objetivo. Esta es fundamental. Los funcionarios responsables, liderados por el Presidente, por ende, pasados estos momentos signados por la catástrofe natural, deben hacer uso del avión presidencial e ir a los países a fin de ofrecer lo que posee el Perú. Ya es hora, en este sentido, de que nuestro país sea receptor de empresas que construyan industria. Emulemos a México, donde al menos 35 medianas y grandes empresas tecnológicas están presentes con plantas de producción. Es el caso de LG, Foxconn, Samsung, HP, Motorola, Flextronics, Intel, Panasonic, Ericsson y BlackBerry, entre las líderes dado el nivel de sus inversiones multimillonarias y gran número de fábricas. Sigamos el ejemplo asimismo de Brasil, donde sucede lo mismo. Adoptemos políticas similares a fin de generar polos industriales en nuestro Perú. Pretender vivir solo de la minería no resultará un buen negocio a la larga para los peruanos. Apostemos, señores del Ejecutivo, por reunirnos con los dueños de esas empresas y ofrezcamos seguridad jurídica para que vengan e inviertan en nuestra patria. La fuerza de trabajo de ese Perú joven que clama por empleo se lo merece.