Homo cynicus

Ya no existe calificativo frente a la divulgación en las “redes sociales” de la violación a una joven en una discoteca en Santa Anita. Que se convierta en “viral” es deplorable. Fue una sucesión de vejaciones y complicidades que ha desatado otra cadena de evasiones cobardes y alegatos tramposos que se hallan por debajo de lo que se espera de seres medianamente normales.

El agresor se escuda en el alcohol y va cambiando versiones para ir desde la confesión del delito, la aquiescencia de la chica y finalmente al reclamo de inocencia. Alguien que podría ser el DJ es quien graba la escena inhumana. El administrador de la discoteca está presente y no hace nada. El fornido “guachimán” que saca a puntapiés a cualquier faltoso no puede darle una buena paliza a ese infeliz que es más bien pequeño de estatura. Y el dueño de la discoteca afirma que él se enteró de lo sucedido por la TV.

Con prudencia y respeto se ha ubicado a la agraviada para que abogados del Ministerio de la Mujer la asistan y protejan. Ya se sabrá qué drama vive una persona que queda tan expuesta a su suerte y luego no denuncia tan doloroso episodio.

Si para Giovanni Sartori el ‘homo videns’ era aquel que sólo entiende lo que ven sus ojos y –anulado para abstracciones- deviene en el ‘homo cretinus’, nosotros estamos aportando con el ’homo cynicus’ que pretende que no sea verdad lo que los demás ven y entienden.