Ley de Partidos: camino a una reforma real

Mg Jorge LUis Martínez, autor de estas líneas

Un debate cruzó de cabo a rabo la semana pasada. El escenario: el Congreso de la República. El tema en cuestión: la propuesta integral sobre materia electoral. Un ejercicio necesario, pues la dinámica de la elección presidencial y congresal de 2016 estuvo signada por la confusión, mantuvo malamente en vilo al electorado. Quién podría decir lo contrario. El debate como antesala a una reforma de la ley de partidos, no quepa duda, se requería, ya que la Ley de Partidos Políticos exige a gritos  cambios importantes; tales como el hecho de exigir de las agrupaciones políticas un filtro más exigente a la hora de escoger a sus candidatos. O el de impedir la formación de partidos políticos ad portas de una elección, dado que esto se hace con meros fines electorales.

Al decir esto, nuestra intención no es atentar contra la participación política; muy por el contrario, lo que queremos es salirle al paso a la falta de seriedad a la hora de constituir estas agrupaciones. Puesto que nadie puede estar de acuerdo en la disminución de la valla al uno por ciento y pretender que la confusión no aumento dado el aumento del número de las agrupaciones políticas. No se puede crear partidos políticos como si tratase de productos industriales y hacer que a las veinte agrupaciones políticas inscritas y aptas para participar en un proceso electoral que existen se añadan muchas más. Es necesario por eso elevar la valla, imponer más restricciones; ya que no es posible que con solo ir en búsqueda de firmas, alquilar cocheras e imprimir volantes, se tenga un movimiento o partido político. Ojo con las bandas delincuenciales que están detrás de estos movimientos y que toman por asalto estas organizaciones una vez creadas.

Así las cosas, es importante señalar que lo que se requiere es fortalecer las organizaciones políticas, por la simple pero contundente razón que un sistema democrático no puede existir sin la presencia vital y proactiva de estos. Por lo demás, no quepa duda que los partidos son indispensables en los procesos de transición a la democracia. ¿Acaso no lo experimentamos cuando cayó Alberto Fujimori en noviembre del año 2000 y en el proceso de consolidación del régimen democrático una vez que el Estado de derecho fue restablecido en nuestra patria? Por eso es importante tratar seriamente en el marco de este debate lo referente al financiamiento de los partidos y agrupaciones políticas. Todos sabemos que muchas de estas agrupaciones reciben dinero proveniente de negocios ilegales (el caso del partido del señor Ollanta Humala es el ejemplo más claro al respecto), lo que hace que a la hora de cuadrar cuentas las agrupaciones en cuestión se demoran en presentarlas.

Pongamos el punto sobre la i: en lo que concierne al financiamiento de las organizaciones y partidos políticos debe haber un cambio importante, pues se debería poner un límite a los gastos de campaña, normar este espacio de acción gracias a la participación activa de los entes electorales a fin de que haya una verdadera supervisión del financiamiento. Por lo demás, se podría reflexionar y pensar en voz alta en torno a la manera en la Contraloría General de la Republica podría supervisar dichos gastos. Otro tema importante es el que concierne a la representación; por ejemplo, en el caso de Lima creemos que se debe elegir representantes por Lima Norte, Lima Oeste, Lima Este, Lima Sur y Lima Centro, ya que de esta manera la masiva y diseminada población electoral limeña podría contar con una verdadera representación.

En fin, el panorama actual de las organizaciones y partidos políticos afecta la gobernabilidad. El hecho de que el mapa político del Perú no sea otra cosa que la traducción de un archipiélago de partidos, organizaciones; y, sobre todo, de movimientos regionales y distritales, de todos los colores, nombres y logos posibles, afecta malamente la institucionalidad de un país. Depositamos esperanzas que los padres de la patria (los “hijos” del voto preferencial) lleven a cabo un trabajo orientado a beneficiar y fortalecer por ende a la democracia peruana. En manos de Fuerza Popular esta la reforma, ellos tienen los votos suficientes para realizar esos cambios. Demuestren que están a la altura de lo que el fortalecimiento de nuestras instituciones y el régimen democrático exigen.