Grover Pango, autor de estas líneas
Al verlos diera la impresión que están proponiendo una acción que habrá de decidir el destino de la próxima generación peruana. Pero no. Están solicitando que el Primer Vicepresidente de la República renuncie a su cargo. Arguyen que las mismas razones que lo llevaron a dejar el Ministerio que ocupaba –antes de una posible censura que esa renuncia evitó- debieran llevarlo a esta nueva deserción.
Es que la mayoría parlamentaria ha entrado en un trance frenético por derribar ministros, habida cuenta que hay dos más en lista de espera. Sin soslayar los errores que el equipo de gobierno ofrece generosamente, atrae la atención la fiereza con que se abalanzan sobre el objetivo señalado. Tal vez el exministro Martín Vizcarra pudiera haber tomado decisiones distintas algún tiempo atrás, hecho que hoy asoma como factible y aún necesario atendiendo a las razones que esgrime para alejarse del cargo, junto con los efectos que traerá en el proyecto aeroportuario de Chinchero. Pero eso quedó atrás. Hoy se pide que, aunque haya sido elegido por voto popular, debe dejar la vicepresidencia.
Algunas otras razones tendrá el sector fujimorista para esta tenaz cacería. Otras que no son las moralistas, naturalmente. Porque practicar el bowling con un gabinete y el bullying con un exministro parecen estar más allá de la ineludible tarea de cogobernar que tiene la mayoría.