La paradoja perfecta

Sigo sosteniendo que uno de los efectos más perversos de la huelga magisterial será un mayor desprestigio para la escuela estatal. Curioso, porque uno de los argumentos de quienes dirigen la protesta es su defensa y un rechazo a una presunta privatización.

La triste paradoja es que no hay mejor manera de recomendar la educación privada que mostrando las inmensas desventajas de la pública.  Eso es lo que se va exhibiendo en estos días. Como consecuencia de ello algunas cadenas de colegios privados ya han abierto espacios para quienes puedan pagarlos antes de perder el presente año. Y se están preparando para ampliar la oferta el año que adviene. Más aún: es esperable que los padres de familia hagan notables esfuerzos para poner a sus hijos en escuelas privadas aunque sean de mala calidad (que las hay muchas).

Debieran tener en cuenta los dirigentes de esta agobiante paralización que la escuela pública se prestigiará mostrando calidad y capacidad en sus docentes junto a una gestión eficiente y dotación de más recursos, por cierto. Ése es el quid del asunto.  Si en verdad los dirigentes no se niegan a la evaluación, entonces sería positivo conseguir (además de lo ofrecido) que se revisen los procedimientos y la pertinencia específica de las evaluaciones programadas. Y volver a clases nuevamente. Salvo que exista otro “metaobjetivo” más ideológico que educativo.