Viernes 19 de abril 2024 | Contáctenos
Gustavo Saberbein, autor de estas líneas
Hoy amanecí con la grata noticia de que un juez peruano había concedido el beneficio del arresto domiciliario al coronel PP Benedicto Jiménez durante el tiempo restante de la investigación preliminar que el Ministerio Público le viene realizando. ¡Una buena noticia!
Benedicto Jiménez ha sido uno de los oficiales de la Policía Nacional del Perú que jugó un rol clave en la identificación, búsqueda, ubicación y captura de Abimael Guzmán Reynoso y de todos aquellos que conformaban la cúpula del grupo terrorista Sendero Luminoso.
Nuestros más de 5 millones de jóvenes que hoy tienen entre 15 y 24 años no habían nacido cuando, en una casa de la calle Los Sauces, en el distrito de Surquillo, Lima, el 12 de septiembre de 1992, los policías de élite que conformaban el Grupo Especial de Inteligencia Nacional (GEIN) detuvieron a la dirigencia máxima de Sendero Luminoso.
Muchos de ellos, la gran mayoría, no saben de coches bombas de dinamita que destruyen, incendian y matan. No han padecido las consecuencias de los cortes frecuentes de electricidad producidos por la voladura de torres de transmisión eléctrica de alta tensión, ni de los angustiosos toques de queda y sus noches interminables.
Tampoco han visto por la TV las crueles torturas y asesinatos de inocentes campesinos, ni la matanza de ganado vacuno, ovino y otros de primera calidad, por el simple hecho de que Sendero Luminoso los consideraba expresión viva del sistema capitalista, algo que de acuerdo a los parámetros determinados por su ideología había que destruir y extirpar de raíz.
Muchos de nuestros jóvenes no tienen en mente los recuerdos de angustia, zozobra y temor que experimentamos quienes les precedemos en edad. No han sentido en carne propia la ansiedad de saber que en el momento menos esperado uno podía perder a un vecino, un familiar o un ser querido distante, como consecuencia de un vil asesinato o resultado de los salvajes actos terroristas que no cesaban, que no tenían cuando acabar.
La mayoría de nuestros jóvenes desconoce que, entre 1980 y 1992, Sendero Luminoso causó la muerte de más de 30 mil de nuestros compatriotas, la destrucción de parte importante de nuestra infraestructura física y el sabotaje de nuestra producción nacional por un valor que supera los 30 mil millones de dólares estadounidenses. Que su demencial accionar produjo la dañina parálisis del crecimiento de la inversión privada, la lamentable fuga de capitales nacionales al exterior y el éxodo de más de setecientos mil peruanos por falta de oportunidades para salir adelante en el país que los vio nacer.
Desconocen asimismo que mientras Sendero Luminoso asesinaba y destruía en el Perú, en el plano internacional bajaban los precios de las materias primas que producíamos y exportábamos, al tiempo que se incrementaba de manera significativa la inflación y las tasas de interés de los préstamos bancarios pasados y nuevos.
Y que este contexto económico, social, político e internacional favorable a Sendero Luminoso y adverso a todas luces para el Perú, aunado a los errores en materia de gestión pública cometidos durante los gobiernos de Belaunde II , García I y Fujimori I, condujo a nuestra patria por las sendas de un crecimiento nulo y las de la injusta hiperinflación. Todo lo que trajo como consecuencia la duplicación de la pobreza en un solo día producto del criminal Fujishock del 8 de agosto de 1990: un hecho que hizo que la inflación de ese agosto fatídico se elevase en 370%, ocasionando la caída de los niveles de producción, empleo e ingresos. Marcando para siempre a los años comprendidos entre 1980 y 1992 con el estigma de “El Docenio Perdido”.
Reconocimiento pues a nuestros policías y militares, así como a nuestros ronderos curtidos por el sol andino y la explotación colonial, quienes, a pesar de las críticas infundadas que hubo de parte de la oposición, fueron armados y preparados por el primer gobierno aprista de 1985 – 90 a fin de que puedan hacer frente a los ataques, matanzas y abusos de Sendero Luminoso.
Reconocimiento también al entonces presidente Alan García, quien, errores aparte, supo respetar las reglas del régimen democrático a pesar de gobernar en un contexto signado por el elevado costo económico y social derivado del enfrentamiento contra Sendero Luminoso, la pésima situación internacional que afectaba nuestra economía y el duro conflicto político con los banqueros por su férrea decisión de estatizar la banca y el sistema financiero.
Reconocimiento también al ex-ministro del Interior Agustín Mantilla, quien supo retomar lo mejor de la inteligencia policial y a inicios del mes de marzo de 1990 creó el GEIN, allanando de esa manera el camino a quienes en julio de 1990 asumieron el manejo del aparato del Estado y poco más de dos años después capturaron finalmente a Abimael Guzmán y a otros miembros de la cúpula de Sendero Luminoso.
Reconocimiento y honor a los mil doscientos cuarenta y siete apristas que fueron cobardemente asesinados por Sendero Luminoso, quienes pagaron con su vida el hecho de enfrentarse con este grupo terrorista al entablarle lucha frontal a niveles ideológico y político, representando al Estado peruano en los más lejanos rincones de nuestro país, ejerciendo su función como autoridad electa, o dando protección y ayuda a los peruanos más necesitados.
Reconocimiento sobre todo al partido de Haya de la Torre fundado el 20 de septiembre de 1930. A la organización política que en términos prácticos derrotó a Sendero Luminoso, pues redujo a un mínimo el aparato militar y logístico del grupo terrorista. Al partido político que transfirió al gobierno que asumió funciones en julio de 1990 la información que facilitaría la captura inmediata de toda la cúpula senderista: algo que el binomio Fujimori-Montesinos no hizo, optando por retrasar el hecho a fin de contar con la justificación del autogolpe del 5 de abril de 1992.
Reconocimiento al partido de Haya de la Torre, el que echando mano de la experiencia adquirida durante el primer gobierno, en el marco de la segunda oportunidad que tuvo para gobernar a partir de julio de 2006, a pesar de la profunda crisis de la globalización que se desató tan solo dos años después de iniciado su segundo gobierno, logró conducir a nuestro país por la senda del crecimiento económico. Logrando pues un exitoso segundo gobierno.
El Partido Aprista Peruano como partido y su doctrina, que sepan también los jóvenes, está vigente y ha iniciado su reencuentro con el pueblo peruano a fin de servirlo. Ya sea desde una oposición constructiva o desde donde la mayoría de los peruanos lo decida, cuando llegue el momento de votar y elegir gobierno con madurez.
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* El Dr. Gustavo Saberbein ha sido catedrático en la UNMS, fundador de uno de los primeros centros privados de investigación económica y formulación de políticas públicas en el Perú (CIEPA), consultor económico de organismos internacionales, Ministro de Economía y Finanzas del Perú y Gobernador del Banco Mundial. Asimismo, ha sido Profesor Asociado, Decano del Departamento de Administración de Negocios, y Vicepresidente de la Universidad San Agustín en Chicago. Actualmente se desempeña como Consultor Económico y Conferencista en EE.UU.
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