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REDES SOCIALES
Viernes 09 de marzo 2018

Idilio y lucha de Marco Flores Villanueva

POr: Wilfredo Pérez Ruiz (*)
Idilio y lucha de Marco Flores Villanueva
Foto: WPR


Marco Antonio Flores Villanueva
(3.marzo.1961 - 28.febrero.2018)

Existen seres que forman parte de nuestras vidas con intensa singularidad. Marco Antonio Flores Villanueva, querido compañero, amigo y hermano espiritual, fue uno de ellos. Su reciente deceso constituye un vacío imposible de sustituir. Estuvimos enlazados por una amistad, de más de 30 años, enmarcada en crecientes valores y en una percepción diferente de la vida.

Su sobrina Carolina Rivadeneira Flores, ha resumido en un conmovedor comentario lo que siento en este instante: “…este extraordinario hombre nos dejó este pasado miércoles, 28 de febrero, apenas a tres días de su 57 cumpleaños después de una década larga, valiente e incesante batalla contra el cáncer. Su amor y bondad tocaron la vida de mucha gente. Era generoso y desinteresado. Era un hijo, hermano, tío y marido amoroso. Como todos nosotros, era imperfecto e imperfecto. Como pocos era talentoso e increíblemente talentoso”. Su amor por sus padres Pedro y Carolina, sus hermanos Pedro y Maritza y, especialmente, hacia su esposa Ludmila eran inmensurables.

Marco Antonio provenía de una familia con profunda emoción social y cultural. En su hogar eran habituales las tertulias, las sobremesas y las reuniones alrededor de la música. Algunos de sus amigos éramos invitados a deleitarnos con sus presentaciones al piano. Vivió en un entorno inseparable de la lectura, la afición artística, las convicciones cristianas y las conversaciones sobre la realidad peruana.

Formó parte de los fundadores del Comité Distrital de San Borja del Partido Aprista Peruano. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, piano y teoría musical en el Conservatorio Nacional de Música. Años más tarde, composición musical en el Boston Conservatory of Music de los Estados Unidos -donde se graduó con honores- y se formó en la Escuela de Extensión de la Universidad de Harvard (Boston).

Fue artista de Triton Music Services -en donde publicó numerosas creaciones musicales- y miembro de la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores. Con brillo presidió la Comisión Consultiva del Consultado General del Perú en Boston. El alcalde de la ciudad lo condecoró en mérito a su trabajo en beneficio de la comunidad peruana y por su entrega cultural. Su amplia producción periodística ha sido difundida en medios norteamericanos y nacionales como el diario Uno, La República, Correo, La Razón, etc.

No abdicó jamás a sus ideales de izquierda democrática y a sus sueños por la justicia social. Desde los Estados Unidos siguió atento la política peruana y los sucesos al interior del aprismo, brindando infatigables aportes. Con ocasión del Día de la Fraternidad (22 de febrero de 2000) se adhirió al manifiesto que elaboramos Humberto Martinelli Montoya y yo -y que suscribieron, entre otros, nuestros compañeros Jesús Echenique Céspedes, Rómulo y Marilú Vásquez Escalante, Eduardo Rodríguez Gálvez y Carlos Penalillo Pimentel- en el que dijimos: “…Comprometidos con la mística y ejemplo moral mostrados por Haya de la Torre, expresamos nuestra preocupación por la decadencia institucional del Partido Aprista Peruano, el cual, hace muchos años, ha dejado de ser agente de cambio hacia la transformación democrática del país, para convertirse en una organización marginal, desactualizada, sectaria y antidemocrática”.

Redactó y encabezó la comunicación remitida a Alan García Pérez, el 4 de setiembre de 2002, firmada por militantes apristas que expresamos: “…Concluido el nefasto ‘proceso de selección’ (con miras a las elecciones municipales y regionales) creemos oportuno dejar a usted expresa constancia de nuestra disconformidad, de nuestra preocupación, porque nada ha cambiado al interior del Partido del Pueblo. En términos de democracia, participación y transparencia, el partido, por la voluntad, y a veces con el concierto execrable de sus dirigentes, continúa siendo una organización vertical, autoritaria, intolerante y alejada del más elemental principio que debería sustentar a toda institución democrática, como es el respeto a la voluntad popular”.

La agudeza de su pluma gallarda y lúcida se evidenció en su magnífico ensayo “Manifiesto por un nuevo aprismo democrático de izquierda” (2010): “…La corrupción que domina las alta esferas de la política y contamina a la sociedad, es un factor determinante que produce más pobreza en nuestros pueblos y nos aleja cada día más de nuestro derecho a pasar de la barbarie a la civilización”. Fue congruente en defender los principios que deben caracterizar la política. No tuvo vacilaciones, miedos o cálculos al momento de asumir una posición; hizo de la coherencia, la consecuencia y la honorabilidad un estilo de vida.

En uno de sus últimos artículos en el diario Uno, titulado “Apra: propuesta y solución a la crisis de su oficialismo” (setiembre 17, 2017) aseveró en relación a la crisis del aprismo: “…bajo la tutela de Haya de la Torre jamás la Comisión Política del PAP fue un ente resolutivo, sino uno de carácter consultivo. Lo contrario sería colocarse en la otra orilla de todo aquello que Haya institucionalizó en el APRA, para hacer del Partido del Pueblo una organización verdaderamente democrática y no lo que es hoy, una afrenta a su memoria y un baldón a los manes de aquellos que ofrendaron su vida por la causa paladina de la unión, la fraternidad y el amor por la justicia social”.

Vilmente criticado, agraviado y calumniado por exhibir puntos de vista despojados de intenciones electorales. Mereció sinnúmero de incomprensiones provenientes de un partido transformado en un cenáculo faccioso, intolerante y ausente de valores democráticos. Además, claro está, porqué aún no están dadas las condiciones neuronales y morales para entender a quienes, alejados de pretensiones inmediatistas y personales, se involucran en un proyecto supremo, noble y digno. Marco Antonio era considerado un peruano insólito.

Se solidarizó conmigo, públicamente y sin ambigüedades, durante una polémica suscitada en las redes sociales por calificar de “frívolos, pusilánimes e insensibles” a los funcionarios públicos, expertos en sórdidas maniobras y conductas cobardes, que intentaron obstaculizar mi limpia gestión en la presidencia ad honorem del Patronato del Parque de Las Leyendas (2006 – 2007). Títulos que definen a los felones enquistados en el aparato estatal -debido a su ausencia de competitividad para insertarse en el ámbito privado- y expertos en sombríos comportamientos e hipócritas fidelidades, con tal de asegurar su supervivencia. 

Su actuar despertó bajezas: Arturo Loli Caballero, siendo secretario general, desoyó las intrigas para prescindir de su inapreciable colaboración intelectual en el boletín digital “Visión San Borja”, cuya edición mensual estaba a mi cargo a pedido del Comité Ejecutivo Distrital. “Nos deja muy mal parados si queremos mantener una relación armónica con la gente que manejará los destinos del partido por los próximos cuatro años” (2010), decía un mensaje, proveniente de un fugaz exdirigente distrital, destinado a silenciar su voz rebelde, inimitable y sensata.   

Con su alejamiento se suma a los amigos de mi generación que partieron “polvo camino a las estrellas”: Rómulo Vásquez Escalante, honesto, generoso, servicial y descendiente de una familia comprometida con los ideales de “pan con libertad”; Arturo Loli Caballero, el primer secretario general de la juventud aprista sanborjina y quien murió en el ejercicio de la secretaría general del Comité Ejecutivo Distrital de San Borja, íntegro, “trabajador, gran organizador, indesmayable propagandista de una causa que, alguna vez, representó la línea ética de Haya de la Torre. Arturo fue leal con sus principios y con sus amigos”, como anotará Marco Antonio; Mario Bardelli Corigliano, con quien me ligó avatares municipales. Integramos la lista distrital encabezada por Pedro Marchena Briceño (1989), constituimos el Comité de Defensa del Vecino de San Borja para enfrentar el indecoroso mandato municipal y canalizamos incontables inquietudes juveniles. Su padre, Mario Bardelli Herencia, prestigioso médico y tierna persona, influyó en su formación política.

Me uno a lo expuesto por su hermana: “Gracias por acompañarnos 57 años, con tus locuras, ocurrencias, bromas y por dejarnos tu gran legado”. En la retina de mis remembranzas guardo hermosas vivencias con el idealista y disconforme Marco Antonio, al que me unió nuestro apego por un mundo mejor. Coincidimos invariablemente en decir y escribir lo que pensamos, sin importarnos cosechar cuestionamientos afiebrados. Así se caracterizó mi vínculo con este ser humano de cualidades excepcionales. Su recuerdo estará presente con brillo, ilusión, alegría y cariño.

(*) Docente, conservacionista, militante del Comité Distrital de San Borja e integrante del Buró de la Secretaría Nacional de Relaciones Internacionales del Partido Aprista Peruano. http://wperezruiz.blogspot.com/

 

 



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