Jueves 18 de abril 2024 | Contáctenos
Por: César Gutiérrez
Hace más de trece años que se viene solicitando insistentemente que el gobierno intervenga con medidas de ordenamiento de mercado, ante diversos problemas que se vienen experimentando en el suministro de gas licuado de petróleo (GLP):
ü Incremento de la demanda, la que debe aumentar más aún, por ser necesario en las zonas remotas donde nunca llegarán las redes de gas natural, por no ser atractivas en términos económicos a un concesionario
ü Producción declinante de los yacimientos productores de líquidos de gas natural (lotes 88, 56 y 57).
ü Importación en crecimiento, como consecuencia de los dos puntos mencionados anteriormente
ü Carencia de almacenamiento para cumplir con la norma sobre stock de reserva de 15 días;
ü Distorsiones en la comercialización como consecuencia del mal uso del fondo de estabilización por parte de ciertos operadores
ü Concentración empresarial que favorece a prácticas monopólicas.
Lo reseñado es una síntesis de una larga lista de lavandería de los problemas existentes, que los tres últimos años han sido soslayados por los cuatro últimos Ministros de Energía y Minas, de los gobiernos de Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski; lo cual devendrá en un foco de conflicto en un sector muy sensible como lo es el GLP, principal energético de uso doméstico. Todo esto en un momento que tenemos una administración estatal tambaleante.
Análisis cuantitativos del estado de situación y sus proyecciones existen en demasía, las diferencias pueden ser materia de discusión entre conocedores, lo que falta es capacidad de decisión de las autoridades y es menester intentar entender las razones de la inacción imperante.
INESTABILIDAD DE LOS MINISTROS EN SU CARGO
Este es un primer punto y uno de los más relevantes. La cartera de energía y minas, tiene una pesada herencia de problemas por resolver, consecuencia de algunas fallas en el proceso de privatización, del crecimiento de agentes de mercado y de la concentración en las empresas suministradoras. Sin embargo, los encargados de liderar el planteamiento de soluciones, en este caso, los Ministros de turno, forman parte de gobiernos débiles y tienen claro desde el primer día de gestión, que su permanencia puede ser efímera, penden de un hilo. Una campaña mediática de desprestigio o una queja ante el Presidente de la República, de empresa que forma parte de los poderes fácticos y su salida está más que cantada.
En un escenario como el descrito, los Ministros no miran más allá de la coyuntura y saben que analizar y proponer soluciones para el largo plazo, requerirá un horizonte de tiempo que no saben si lo van a disponer. El cargo de titular en un ministerio se ha vuelto tan volátil como el de un entrenador de futbol de liga menor. El cortoplacismo es la consigna.
VICEMINISTROS QUE NO SON CONOCEDORES EN DETALLE DEL SECTOR.
Ya se ha asumido hace muchos años, que el cargo de Ministro lo asuma un político que no conozca el sector o algún profesional que conociendo tiene compromisos con sectores empresariales.
Es claro que para ser el capitoste gubernamental de una actividad económica, tendrá que lidiar en el terreno político, pues su interacción más intensa será con los miembros del Congreso de la República, donde la polémica con puyas, es moneda corriente. Para esto no basta con ser un técnico, sino un tecnopolítico, especie rara, casi en extinción en la política peruana. En los últimos 57 años, ha habido muy pocos de esta estirpe: Pedro Beltrán, Manuel Ulloa, Manuel Moreyra y Javier Silva Ruete. Todos ellos combinaban conocimiento económico de su especialidad, con formación histórica, doctrinaria y programática de la política.
El ensayo de personajes que pululan por la política, que pueden tener ciertas dotes caudillistas y al menos sentido común, podría ser útil, pero siempre y cuando se tengan viceministros conocedores pero que a la vez tengan la voluntad de tomar riesgo, proponiendo soluciones imaginativas, capaces de defenderlas públicamente y con valentía para estampar su firma en normas legales. Esto no se ha dado en los últimos años, salvo honrosas excepciones.
EL REINADO DE LOS PODERES FÁCTICOS Y SUS VIRREYES
La privatización trae inexorablemente consigo empresas multinacionales, cuyo poder e intereses trasciende fronteras, esto no es malo por naturaleza, sin embargo hay dos aspectos a considerar en su actuación: muchas de ellas designan virreyes, country managers, se llama ahora, que en su país de origen son medianías, pero que al llegar aquí se creen tener la autoridad para dictarnos cátedra. Cero en aprovechamiento y conducta es lo que se merecen, pues generan enfrentamientos innecesarios perjudicando a sus propias empresas. El segundo punto es que la visión de los virreyes, ante autoridades débiles que abundan en nuestro medio, impone agenda propia que no va en línea con el interés ciudadano.
¿HAY SALIDA?
El diagnóstico que he reseñado del origen de la inacción gubernamental, muestra un serio problema estructural, cuya solución va mucho más allá de recetas sectoriales y llevarán un largo plazo, pasando por un fortalecimiento de la política con cuadros técnicos dispuestos a intervenir en este terreno escabroso.
La pregunta es ¿mientras tanto qué hacemos? Mi respuesta es: seguir lidiando teniendo como arma la prédica con planteamientos de solución, de manera tal que la autoridad de turno se vea forzado a dar una salida. Es lo que hemos venido experimentando en estos últimos 27 años, no es lo ideal, pero es lo que tenemos.
Mis artículos siempre están respaldados en cifras, he hecho la excepción en esta oportunidad, pues me he venido preguntando ¿cuál es la razón del estancamiento en la solución de problemas? Luego de diversas lecturas he creído conveniente hacer el aporte que he descrito.
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