Los deberes por cumplir

No poco revuelo ha causado unos proyectos de ley destinados a darles nuevas oportunidades a dos grupos de docentes. Uno de ellos, profesores denominados “interinos” que no cumplieron con las exigencias legales para estar en la carrera magisterial, luego de casi tres décadas. El otro, para reponer como Directores a quienes no se presentaron o desaprobaron la evaluación exigida para ratificarlos en el cargo. Sobre esto el Consejo Nacional de Educación ha opinado, recomendando desestimar esas iniciativas.

Como es natural, el Congreso es responsable de lo que apruebe y sus consecuencias. Es su derecho atender o desoír a quien desee pensando, como es de esperar, en el beneficio que se pretende ofrecer.

En este último asunto está la centralidad de lo que toca decidir en una sociedad. Para el caso, tratándose de una decisión que atañe a lo educativo, es indispensable admitir que el beneficio pretendido es el de ofrecer la mejor educación posible a nuestros estudiantes.

De allí que, hace ya muchos años, el CNE promueve el “reconocimiento al mérito” para que el acceso y los ascensos en la docencia estén al alcance de aquellos que se preocupan por capacitarse, actualizarse y cumplir las exigencias que, razonablemente, señalen las normas.

Es éste un asunto de principios: la razón de ser de los docentes son los estudiantes. Y éstos tienen derecho a contar con los mejores.