Una pugna que no ayudaría

Grover Pango, autor de estas líneas

El 29 de junio el Perú tendrá dos Cardenales por primera vez. Aunque ello no entrañe conflictos jerárquicos ni territoriales, sí podría producir diferencias de opinión con implicancias por ahora difíciles de medir.

Cómo piensa Monseñor Juan Luis Cipriani es conocido y se explica –es un decir- por su pertenencia a la Prelatura del Opus Dei. No es fácil olvidar sus opiniones como Obispo sobre las entidades defensoras de los derechos humanos, su apoyo al gobierno de Fujimori y sobre temas polémicos como la unión civil, el aborto o el acoso, entre otros. Tampoco su importante rol en la crisis de la embajada de Japón entre 1996 y 1997, para luego asumir el Cardenalato.

Monseñor Pedro Barreto SJ será Cardenal este fin de mes. En la línea que caracteriza a los jesuitas, Barreto ha cumplido su labor de Obispo de Huancayo en apego claro a los derechos humanos y muy especialmente en defensa de un medio ambiente sano, lo cual aplauden muchos y censuran pocos.

Como soy de los que cree que nuestro país es (o debiera ser) más grande que sus problemas, así como celebro el nombramiento de Monseñor Barreto por su cuota de ponderación y tino, temo que no han de faltar quienes azucen posibles desencuentros cardenalicios. Por el contrario, espero se produzca un natural equilibrio que evite lo que algunos parecen buscar: que siempre tengamos motivos para nunca estar de acuerdo.