La patria merece lo mejor

Los verdaderos maestros pueden dar lecciones en todo momento. Estamos en julio y recuerdo mi colegio tacneño Cristo Rey y a su Director de entonces, el Padre Fred Green. Corría 1974 y nos alistábamos para el desfile de Fiestas Patrias. Como era ya costumbre, al terminar el día los chicos ensayaban delante del frontis del plantel. El P. Green vigilaba personal y cuidadosamente.

Una tarde de ésas recibimos la visita de dos oficiales del Destacamento Tacna que supervisaban estos preparativos. Lo vieron todo y, terminada la práctica, felicitaron al P. Green por el orden y la marcialidad de nuestro batallón. Además le recomendaron cambiar al abanderado por otro que fuera de una talla mayor y aun señalaron algunos muchachos. En efecto, quien llevaba la bandera era notoriamente más bajo que sus compañeros en la escolta.

Hombre fortalecido en los rigores de la guerra mundial, sereno y de palabras precisas, P. Green escuchó y les dijo algo así:“Efectivamente, el que lleva la bandera es el más bajito. Pero ese muchacho ha sido elegido como abanderado por sus propios compañeros. Es un magnífico estudiante, arquero del equipo de fútbol, capitán del equipo de básquet y el mejor compañero en su salón. En nuestro colegio llevar la bandera nacional es un alto honor que les corresponde a los mejores, no a los más altos”. Con una venia, los oficiales se retiraron en silencio.