Gustavo Saberbein, autor de estas líneas
Dicen los historiadores que los grandes cambios en una sociedad se dan en tiempos de guerra o en tiempos de crisis económica, política o social.
Razón no les falta y los ejemplos son muchos, entre ellos los cambios dados en el Perú con la Guerra del Pacífico y posteriormente con los cambios ocurridos durante la crisis económica internacional de los años 1930.
En el Perú vivimos actualmente una crisis política no solamente porque tenemos un gobierno sin mayoría propia o aliada en el Congreso. Sino por una razón mayor.
Carecemos de líderes demócratas con liderazgo, preparación y experiencia, procedentes de partidos políticos afirmados, tanto en el poder ejecutivo como en el poder legislativo. Y también en los gobiernos regionales y locales.
Esta carencia es histórica y tiene que ver con el hecho de que la élite "criolla" que asumió el poder en nuestro país, luego de nuestra independencia de España, fue una élite que postulaba un orden político principalmente feudal, alejado del orden capitalista y liberal que la burguesía postulaba en Europa y que afianzaba su importante proceso de industrialización.
Los "criollos" se acostumbraron a hacerse ricos con dinero robado del Reino de Castilla y explotando al hombre nativo y sus mestizajes, desde tiempos de la Colonia. De allí el dicho colonial "la ley se acta pero no se cumple". Conducta corrupta que como tendencia prosiguió durante la República.
Ella tiene que ver también con la oligarquía política y los gobiernos de facto que hemos tenido durante gran parte de nuestros dos siglos de historia republicana, que ha limitado el desarrollo de nuestros partidos y de nuestros políticos, carencia que constituye un obstáculo para que nuestros gobiernos logren la gobernabilidad que necesitan para resolver nuestros problemas y salir adelante.
Sin embargo, desde 1950, el creciente proceso de migración del campo a la ciudad, ha venido limitando la elección de gobiernos presididos por candidatos del Perú "criollo", presidente García aparte.
Así como también, apoyando la elección de candidatos representativos del llamado PERU “informal”, sector que en términos de población expresan dos tercios de la misma, y que con su presencia mayoritaria en el sector urbano de nuestro país ha creado lo que hoy llamamos el PERU “mestizo”.
La mejor forma de salir de nuestra actual crisis política, y de la profunda corrupción en que vivimos, es fortalecer cívicamente nuestra población informal e incrementar la gobernabilidad de nuestro actual gobierno con un apoyo decidido a la propuestas recientemente presentadas por el presidente Vizcarra.
Propuestas que deberíamos considerar como el inicio de un proceso nacional de lucha contra la corrupción, la criminalidad organizada y la inseguridad ciudadana, que necesariamente debe proseguir durante los próximos tres gobiernos, cuando menos, incluyendo la capacidad de propuesta, ejecución y control de nosotros es decir de la ciudadanía.
Chicago, 30 de Julio de 2018