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Lunes 17 de septiembre 2018

Absurda gestión gubernamental sobre consumo del biodiesel

Por: César Gutiérrez
Absurda gestión gubernamental sobre consumo del biodiesel
Foto: Difusión


César Gutiérrez, autor de estas líneas


En lugar de mitigar gases efecto invernadero los promueve.

Abundancia legislativa con buenas intenciones, sobre la disminución de gases de efecto invernadero (GEI), es la característica del estado peruano. Desde el primer intento con la Ley de Promoción del Mercado de Biocombustibles (Ley 28054 de Julio 2003), pasando por la Ley de Promoción de la Inversión de Generación de Electricidad con el uso de Energías Renovables (DL 1002 de Mayo del 2008), hasta la reciente Ley Marco sobre el Cambio Climático (Ley 30754 de Abril 2018), se ha devenido en una normativa inconexa entre sí y sin monitoreo de cumplimiento alguno. 

Me referiré a uno de los aspectos, el efecto del satanizado petróleo diesel (D2) en los GEI. Es pertinente empezar por este combustible, pues según la estadística a diciembre del año pasado, representa el 59% de la demanda de combustibles líquidos (exceptuando el gas licuado de petróleo).

Según el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero del año 2012 (INGEI 2012), que es el último documento oficial sobre el particular, el D2 tiene una emisión de 70,385 Kg de CO2 equivalente por cada Terajoule de energía producida (Kg Co2e/TJ), una de las más altas de los combustibles. Sin embargo, para sorpresa de muchos, el Biodiesel (B100) tiene una emisión superior, nada menos que 70,800 KgCO2e/TJ.

En este contexto es importante encontrar la razonabilidad de la legislación de promoción de biocombustibles y su reglamentación, que ha llevado a la obligatoriedad de uso de una mezcla de diesel con biodiesel, con una participación de éste último en 5% del volumen (D2B5). 

A lo expuesto, hay que agregar que el producto de mayor eficiencia para la producción de biodiesel, es la palma africana aceitera. Los cultivos de este producto tienen una amplia capacidad de absorción de 29 Kg CO2 por hectárea por día (KgCO2/Ha/día). La lógica en la obligatoriedad del uso del B5, es que la plantación absorba las emisiones de CO2 producidos por este combustible a partir del fruto de la palma cultivada en dicha plantación. Cuando se hace un balance entre lo captado y lo producido por cada Ha, se concluye que la captación es al 98%.

Teniendo estas cifras vale preguntarse que ¿ha venido ocurriendo en el Perú desde el uso del biodiesel en el año 2010?

LA PROCEDENCIA DEL BIODIESEL ES CASI EN SU TOTALIDAD IMPORTADO.

Las estadísticas señalan que desde que existe la obligatoriedad del uso del biodiesel, casi la totalidad del suministro es importado, siendo los principales compradores, la estatal Petroperu SA y la privada de propiedad de la española Repsol SA, Refinería La Pampilla SAA. Ésta última en los últimos meses ha hecho las excepciones que confirman la regla, realizando compras a productores locales.

La vocación importadora significa que las emisiones de CO2e producidas por el biodiesel utilizado localmente, no han sido absorbidas por plantaciones de palma cultivadas para ese fin. En buen romance, en lugar de disminuir GEI los hemos incrementado. El papelón internacional mientras predicamos a nombre del COP 20 y del Acuerdo de París sobre cambio climático y reducción de GEI.

CULTIVOS DE PALMA ACEITERA EXISTENTES NO JUSTIFICAN ABSORCIÓN DE CO2 PRODUCIDOS POR EL BIODIESEL IMPORTADO.

Uno de los argumentos que pueden utilizar los apologistas de la importación de biodiesel, será apelar a la cifra de 86,225 hectáreas (Ha) de palma cultivada, según la estadística al cierre del 2016, elaborada por los palmicultores agrupados en Junpalma.

Para refutar una argumentación de esa naturaleza hay que hacer varias precisiones. En  primer lugar de las 86,225 Ha de cultivo, en producción se encuentran 63,692 Ha,  mientras que las 22,523 Ha restantes están en crecimiento. El ciclo desde semilla a producción plena demora 5 años. 

Las Ha en producción, en un 99.63% tienen como destino: la industria alimentaria, aceites y grasas, en un 83%; exportación, 11%; otros alimentarios de uso animal, 5.63%. Al biodiesel le corresponde la magra cifra de 0.37%. La idea es que el consumo de biodiesel venga aparejado con cultivos de palma. Para cubrir la demanda nacional, se necesitaría unas 76,000 Ha.

CULTIVOS DE PALMA NO SON LA CAUSA DE LA DEFORESTACIÓN EXISTENTE

Una afirmación bastante difundida es que se comienza a practicar deforestación en cuatro regiones importantes para cultivar palma: Loreto, San Martín, Huánuco y Ucayali; que dicho sea de paso son las que tienen en conjunto la mayor área deforestada del país, que según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), al cierre del 2016, asciende a 1´974,209 Ha. No se descarta la existencia de gente inescrupulosa que practique actos delictivos, es más, existen denuncias penales; pero esa no es la constante en la actividad de palma aceitera.

Basta comparar el área deforestada con las cultivadas y se puede concluir que éstas últimas representan el 4.4% de las primeras.

Los palmicultores hacen un gran esfuerzo para el desarrollo de su actividad, se han constituido en una alternativa a la hoja de coca, hay 7,300 familias dedicadas al cultivo y cosecha, se han generado 47,170 empleos directos y un ingreso familiar anual de 18,842 US$.

La idea es llegar a contar con las 76,000 Ha necesarias para cultivar palma y cubrir la demanda nacional de biodiesel, para lo que se puede tomar las áreas deforestadas, que han sido en su momento la principal causa de la emisión de GEI; que llegan a ser el 51% del total nacional.

SÍ ES POSIBLE TENER UNA INDUSTRIA INTEGRADA DE BIODIESEL COMPETITIVA.

Queda claro que los terrenos para el cultivo los tenemos, la productividad en zonas amazónicas no tienen nada que envidiar a la de los líderes mundiales, que avidez inversora en la instalación de plantas para la obtención de aceite de palma y de biodiesel, existen y que la falta de competitividad contra las economías de escala las podemos superar por la barrera económica que representa el flete que bordea los 8 US$/barril, casi el 8% del precio de venta FOB.

Lo que falta es una coordinación gubernamental entre el Indecopi, el Ministerio del Ambiente, el Ministerio de Energía y Minas, el Ministerio de Agricultura y la Presidencia del Consejo de Ministros; para entrar a un círculo virtuoso de: libre competencia, empleo, inversión, producción y disminución de GEI con su correlato favorable contra el cambio climático. En lugar del hazmerreir que estamos haciendo de agravar la situación de emisiones de gases por la ignorancia en la lectura de las cifras y el desinterés en las políticas de gobierno de los directivos y funcionarios de Petroperu.

 

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