Reflexiones, a propósito de la política peruana

Mg Jorge Luis Martínez, autor de estas líneas

“Nos estamos volviendo fascistas… Las opiniones se forman a partir de suposiciones. Eso es una forma de locura colectiva. Nos estamos manejando mal. Y eso se puede tornar contra nosotros. ¿Saben cómo? Elecciones en el 2021 y un (Nicolás) Maduro peruano. Y adiós a todo lo que hemos avanzado económicamente”. He ahí las palabras del intelectual Hugo Neira sobre el momento político que atraviesa nuestra patria. Razones para decirlo no le faltan, el Perú se halla al borde del precipicio. El enfrentamiento entre poderes del Estado está dando cuenta de la convivencia entre peruanos; en buena cuenta, de la democracia. ¡Nadie invierte en un país sumido en la inestabilidad política, un país en que afiebrados piden, sin mayor fundamento, la convocatoria de una Asamblea Constituyente.

"No hay política en el Perú. Política es lo contrario de guerra o conflicto. En política hay rivales, no hay enemigos. No se puede trasladar el comportamiento de la guerra a la política”, señala Hugo Neira. Y con razón, ya que es eso lo que sucede hoy cuando la política se judicializa para enviar a la cárcel al adversario. O cuando, a través de algunos medios de comunicación que como es lógico responden a intereses de sus dueños (seguramente con problemas con la justicia peruana), se ejerce presión sobre determinadas autoridades o políticos; basta ver lo que sucede con el fiscal de la Nación, a quien, a diario, le dedican una primera plana de miras a que dé un paso al costado. Cada día en nuestro país la política se viene a menos. Al punto que para muchos de nuestros compatriotas las elecciones municipales y regionales que se avecinan carecen de todo interés. ¡Muy grave!

El aire enrarecido debido a la confrontación y a la bajeza se respira también en las redes sociales. El espacio donde todo se ventila y en donde casi el cien por ciento de los que comentan las cosas concernientes a la política pide, sin importar el daño institucional que provocaría esta decisión, el cierre del Congreso. Razón tiene el filósofo británico A. C. Grayling cuando reflexionando sobre los fallos de las sociedades contemporáneas dice: “Todo lo relacionado con las redes sociales tiene dos caras, como el dios Jano, la buena y la mala. El problema es que la mala está empezando a ganar por paliza (…) existen noticias falsas y gente sexista, racista, fascista que ahora tiene una voz amplificada. Las redes son una amenaza para la democracia porque son tan fáciles de manipular, tan fáciles de usar para desinformar, para difundir propaganda y mentiras (…) Lo hemos visto en la elección de Trump y más todavía en el referéndum sobre el Brexit. Ha ido todo a peor desde los griegos. Ahora los sofistas tienen un enorme altavoz para sus mentiras y sus trucos retóricos”. Una reflexión lapidaria que debería suscitar seria reflexión por nuestros lares, donde muchas de las noticias que se “viralizan” en algunas redes sociales dañan la honra de personas que nada tienen nada que ver con esa noticia (recientemente debido a la mala conducta de un hombre en un vehículo, a quien confundieron con un docente universitario).

En fin, esperemos que las reflexiones de estos dos intelectuales de nota sirvan justamente para convivir en armonía política, dejando los odios y los complejos que nos conducen, de continuar haciéndolo, al despeñadero político, al lugar en el que todos sin excepción perderemos en términos de progreso. Aprendamos a tolerarnos.