Mg Jorge Luis martínez, autor de estas líneas
Se le atribuye a Luis XIV la célebre frase “El Estado soy yo”. Dicen los historiadores que el soberano francés, al ver la oposición que suscitaba los edictos por él presentados, la pronunció. La frase, a la luz de la historia, nos dice que Luis XIV consideraba absurdas las discusiones, pues siendo el monarca esperaba que todas sus propuestas fuesen aceptadas sin cuestionamiento alguno. No cabe duda, el absolutismo sin medias tintas. Lo que vendría después es historia y ya sabemos lo que le sucedió al sucesor de su sucesor en medio del fragor de la Revolución Francesa.
“Yo espero que cuando [el informe] llegue al pleno, cada uno de los congresistas haga un análisis detallado, porque va a quedar absolutamente evidenciado quiénes realmente quieren combatir la corrupción y quiénes quieren definir un tipo de sanción menor. Pero si queremos combatir la corrupción, tenemos que ser drásticos y enérgicos cuando la identifiquemos”, he ahí las declaraciones del presidente Martín Vizcarra lanzadas al encuentro de la Comisión Permanente, luego de que esta instancia del Congreso de la República exoneró al vocal César Hinostroza. No solo eso, nuestro primer mandatario nuevamente ha solicitado la salida del Fiscal de la Nación. “Necesitamos un Ministerio Público que esté liderado por un fiscal libre de cualquier duda y cuestionamiento. Y no está ocurriendo eso con el fiscal Chávarry”, ha dicho.
Luego de escuchar las declaraciones del señor Martín Vizcarra, queremos dejar en claro que un presidente no solo no puede ignorar que ningún funcionario puede declarar culpable a una persona que no haya sido aún sentenciada y que mucho menos puede darse el lujo de obviar lo que es e implica la llamada separación de poderes. Lo decimos sin el ánimo de defender al cuestionado vocal ni al Fiscal de la Nación; lo hacemos en defensa de la Constitución para recordarle al presidente Vizcarra que él juró ante ella a la hora de asumir el cargo que hoy ocupa. Se lo decimos a pesar de que sabemos que los legisladores no están sujetos a mandato imperativo, pero muy conscientes de que el presidente es el ciudadano más importante del Estado; un hecho, simple y llano, que le exige prudencia a la hora de dar a conocer sus opiniones.
Así las cosas, no podemos dejar de decir que nuestro primer mandatario está montado en la ola de las encuestas. Y que producto del 61% de aprobación a nivel nacional que le atribuye la última encuesta continua perdiendo perspectiva. Los sondeos son lo que son, señor Martín Vizcarra. Las encuestas, recuérdelo, son una fotografía del momento. Usted está en medio de su primavera, pero cuidado el 65% de aprobación en el norte de nuestro país se volatilizará si la Reconstrucción no se pone en marcha y hace olvidar la patética presentación del Primer Ministro César Villanueva ante el Pleno del Congreso de la República hace tan solo unas semanas. Señor Martín Vizcarra, políticos populares ha tenido el Perú; incluso en los últimos años a pesar del descrédito creciente de la acción política. Y ya ve, los políticos hasta ayer populares, hoy son investigados y, aparte del prófugo, hasta impedidos de salir del país.
Señor Martín Vizcarra, nos permitimos aconsejarle que se remita a la historia y vea lo que hizo el presidente Fernando Belaunde Terry en el marco de su primer gobierno. Mejor aún, aquí se lo recordamos: el 31 de diciembre de 1963 se dio la primera de varias censuras, la que se trajo abajo al presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Gobierno y Policía, doctor Oscar Trelles Montes, luego de cinco meses en función. ¿Sabe?, el primer gobierno de Fernando Belaúnde tuvo siete gabinetes (Trelles, Schwalb, Becerra, Seoane, Ferrero, Hercelles y Mujica). El Congreso censuraba a diestra y siniestra, por los motivos más diversos e irrisorios. Se le censuró a varios ministros, a uno de ellos por abandonar el hemiciclo. No obstante, el arquitecto Fernando Belaunde respondió con obras, nada más que con obras. No “pechó” al Congreso de la República, ni hizo gala de una actitud propia de un dictador. Simplemente hizo obra pública. Esto es precisamente lo que le hace falta a Usted, señor Martín Vizcarra, hacer y hablar menos.
Imprímale, le aconsejamos, seriedad a sus decisiones, evite exabruptos de índole emocional y no se inmiscuya en los ámbitos de los otros poderes del Estado. Somos una república y no una monarquía.