Buscando un Virrey

El congresista Carlos Bruce, ha dicho en una entrevista radial que: “Vizcarra fue convocado a la plancha presidencial, porque había mucho blanco y necesitábamos un provinciano para darle color a la formula”. No fue un lapsus, ni un error, ni se remedia con un twitter pidiendo disculpas por la ofensa racista a la inmensa mayoría de peruanos. Simplemente expresa las convicciones políticas de un sector de la sociedad peruana que se percibe diferente y superior a la mayoría de peruanos por el color de su piel y por su status social.

Los dirigentes del partido “Contigo”, me dijeron: “que PPK, convoco a una serie de pitucos a mediados de 2015 al margen de la dirección política del partido y fueron ellos los que tuvieron la dirección de la campaña y los que gobernaron. Eran la mancha blanca  que trataba con desprecio a todos aquellos que no eran de su círculo social”. Además comentaban que PPK tenía un trato discriminatorio cuando se refería a Máximo San Román de quien decía: “Podría ser un buen mozo de los cocteles  de la cancillería y Martincito, sería un buen mayordomo de mí finca en Cieneguilla”. El secretario de organización de “Contigo” Jorge Villacorta, definió al gobierno de PPK como el “Ku Klux Klan”, porque despreciaban a todos los pepekausas de origen popular.

El racismo de los “blancos” en el Perú, tiene un origen colonial que promovía una sociedad jerarquizada en base a la raza en la que siempre los blancos con dinero y status social tienen el derecho a mandar. Históricamente la inmensa mayoría mestiza fue despreciada por estos sectores que creen “primitivas”  las formas de pensar, sentir y, actuar de millones de peruanos, a quienes solo ven como mano de obra barata y potencial mercado de consumidores.

Los llamados “criollos blancos” están buscando un virrey que los haga sentirse parte de mundo occidental; se consideran un país diferente al que habita mayoritariamente  en el territorio  peruano.  La historiadora Cecilia Méndez en 1992 título un magnifico  ensayo sobre el nacionalismo criollo del siglo XIX “Incas sí, indios no”, que expresaba la incoherencia del criollo blanco en su relación con los campesinos andinos, es decir me siento orgulloso de los incas, pero los indios son despreciables. Hoy podríamos decir, “Incas si, cholos no” glosando a Cecilia Méndez.

Ellos han creado su propia historia en la que resaltan siempre  los héroes criollos blancos como San Martin, Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Alfonso Ugarte, etc. estos grandes patriotas  son parte de las efemérides oficiales del estado, sin embargo, hay otros patriotas como  Juan Santos Atahualpa, Túpac Amaru, Andrés Avelino Cáceres, héroes indígenas y mestizos con los cuales millones de peruanos se identifican, sin embargo el estado oficial no  conmemora su grandeza ni su protagonismo con el mismo entusiasmo que los héroes criollos.

Los criollos blancos se han aislado del Perú mayoritario, ni la economía de mercado, ni los valores religiosos (que dicen profesar), ni la globalización económica, menos la revolución digital ha atenuado su solapado racismo que fomenta una agresiva desigualdad social en el Perú. Ellos han creado guetos educativos en todos los niveles al margen de la historia y la realidad nacional. Se consideran la “elite” nacional, pero han sido incapaces de conducir y de hegemonizar las demandas del pueblo mestizo mayoritario y son promotores de la informalidad delictiva en todo el país con la que conviven obteniendo de ella inmensas ganancias.

Son liberales y demócratas si obtienen utilidades; no tienen convicciones e históricamente están buscando un mandón o mayordomo que sirva a sus intereses. No quieren coaptar ni entender la diversidad del sabor popular peruano, no quieren construir una verdadera democracia republicana, solo buscan un virrey que los ampare demostrado su pobreza espiritual y patriótica.