Firmes contra la incertidumbre

Mg Jorge Luis Martínez, autor de estas líneas

Una semana singular para la política peruana acaba de concluir. El pasado 25 de julio se vencía el plazo impuesto por el accesitario de Palacio de Gobierno para que se aprueben según él sus “reformas”, unos textos redactados por sus “notables”. Tal com se sabe, las reformas fueron debatidas, mejoradas y luego aprobadas en la Comisión de Constitución del Congreso de la República.

Durante la semana singular también se vio el recurso de casación de la lideresa de la oposición, señora Keiko Fujimori: la decisión final la conoceremos el 9 de agosto. Mientras que el sábado 27 de julio se eligió a los miembros de la nueva mesa directiva del Congreso de la República para el periodo legislativo 2019-2020.

El flamante presidente, Pedro Olaechea, dio un discurso de esperanza: “Propongo una agenda de emergencia a ser trabajada con el Poder Ejecutivo, para resolver los grandes problemas que aquejan a nuestro país. El Perú no puede detenerse. No solo debemos estar dispuestos, estamos obligados a comenzar esa tarea”, dijo.

“El gran problema que tenemos, y no me voy a cansar de decirlo, es un problema de gestión. En los últimos 15 años, el presupuesto de la República creció en 450%, mientras que la población sólo creció 22%”, añadió categóricamente, sin que ello suscitase el saludo del presidente de la República, como tampoco del premier Del Solar.

En el marco de esta semana singular, en el discurso que por mandato constitucional el señor Martín Vizcarra dirigió al país este domingo 28 de julio, además de proponer una lista de acciones del Ejecutivo piensa realizar, el accesitario reconoció que había corrupción en el Gasoducto del Sur. ¡Tremenda confesión!

El señor Vizcarra, tal como se puede ver, habla y habla de corrupción y sin embargo no hace nada para plantearle lucha: parecería que le tiemblan las piernas ante el gobernador regional de Arequipa. Algo, no está demás decir, que difiere de su actitud con el Legislativo. Una desembozada firmeza, nada más y nada menos que a cambio de lo que más le gusta y al parecer le quita el sueño: la “popularidad”.

Una semana que culminó con la presentación de un proyecto de reforma constitucional sometido a consideración del Congreso por el presidente Martín Vizcarra. Un proyecto orientado a adelantar las elecciones generales de 2021: estas, reza la propuesta de reforma constitucional, se deben realizar un año antes, en el 2020. Una solicitud que no es otra cosa que un subterfugio para plantear una cuestión de confianza.

El accesitario dijo “Por todo lo mencionado, propongo una salida a esta crisis institucional. Presento al Congreso una reforma constitucional de adelanto de elecciones generales, que implica el recorte del mandato congresal al 28 de julio del 2020. De igual modo, en esa reforma se solicita el recorte del mandato presidencial a esa misma fecha. La voz del pueblo peruano tiene que ser escuchada, por ello esta reforma constitucional deberá ser ratificada mediante referéndum. Esta solicitud la hago dentro del marco y respeto irrestricto a la Constitución Política del Perú”.

Así las cosas, desde esta tribuna proponemos la renuncia del señor Vizcarra. Luego la renuncia de su sucesora y la convocatoria a elecciones a cargo del presidente del Congreso: de esa manera nos ahorramos los ciento de millones que costaría el referéndum.

Ayer señor Martín Vizcarra, usted ha capitulado, mostró que no puede gobernar, que es un incapaz: lo ha reconocido. Le toca ahora dar un paso al costado, no paralice el país; hay una salida rápida y la decisión está en sus manos. Váyase a su casa y deje que el Perú camine libre de usted camino al Bicentenario dejando atrás la incertidumbre.