Continúan los disturbios en Bolivia a medida que avanza la auditoría de la OEA

La crisis política provocada por las elecciones presidenciales del mes pasado en Bolivia continúa intensificándose incluso a medida que se realiza una auditoría de la encuesta disputada por la Organización de Estados Americanos (OEA) diseñada para resolver el impase.

El martes, el influyente líder opositor Luis Fernando Camacho se vio obligado a abandonar la sede de gobierno, La Paz, al fracasar en su esfuerzo de entregar personalmente una carta exigiendo la renuncia del presidente Evo Morales. Los partidarios del Sr. Morales que se habían movilizado allí le impidieron salir del aeropuerto, algunos de los cuales, según los informes, estaban armados con palos.

Como jefe de un poderoso movimiento cívico con tendencia separatista en el departamento oriental de Santa Cruz, Camacho elevó la temperatura política durante el fin de semana al exigir que Morales abandone el poder dentro de las 48 horas y pidió a los militares que lo destituyan si se niega a ir.

El gobierno denunció la medida ante la OEA como evidencia de que la oposición estaba utilizando las elecciones en disputa como cobertura para un intento de golpe de estado. Los militares del país no han mostrado signos de atender la demanda de la oposición para que intervengan en la crisis.

Ha habido un creciente descontento en la nación desde que el recuento de las boletas electorales del 20 de octubre fue misteriosamente suspendido por un día.

El líder de la oposición, Carlos Mesa, parecía dirigirse a una segunda vuelta contra Morales en resultados preliminares. Pero después de que se reiniciara el conteo, Morales había superado 10 puntos por delante de Mesa, su retador más cercano, lo suficiente bajo el sistema de Bolivia para ser declarado ganador absoluto en la primera ronda.

Desde entonces, ha habido obstáculos y enfrentamientos entre el gobierno y los partidarios de la oposición que han dejado al menos dos personas muertas. En una nueva escalada esta semana, los opositores de Morales han pedido a sus partidarios que "tomen el control" de las fronteras del país.

Agregando a la atmósfera febril en el país, el lunes el helicóptero de Morales sufrió una aparente falla mecánica y se vio obligado a hacer un aterrizaje de emergencia. Muchos de sus partidarios recurrieron a las redes sociales para denunciar un intento de asesinato.

Al haber pedido inicialmente que la contienda presidencial procediera directamente a una segunda vuelta, Mesa ahora exige que se reemplace el tribunal electoral del país y que se convoquen nuevas elecciones.

Mientras tanto, la auditoría de la OEA continúa y podría demorar hasta dos semanas en completarse. El día después de que un equipo de 30 miembros de la OEA comenzara el proceso, su jefe de misión, el mexicano Arturo Espinosa, renunció después de que salieran a la luz artículos que había publicado anteriormente que criticaban el proceso electoral de Bolivia.

Después de casi 14 años en el poder, Morales busca un cuarto mandato en las elecciones presidenciales más polarizadas desde 2002. El presidente se ha enfrentado a crecientes acusaciones de usar el aparato estatal para perpetuarse en poder.

Esto se ha vuelto particularmente agudo ya que se negó a aceptar el resultado de un referéndum de 2016 que rechazó su demanda de que se le permita correr por cuarto mandato consecutivo. Posteriormente, el tribunal constitucional del país dictaminó que la imposición de límites de plazo violaba los derechos humanos de Morales.