Grover Pango, autor de estas líneas
Compitiendo con las noticias lamentables que corroen nuestro país, el Consejo Nacional de Educación ha cerrado un Encuentro para pensar y proponer la renovación del Proyecto Educativo Nacional.
Las ideas rectoras en debate podrían resumirse entendiendo la educación como un proceso que ocurre durante toda la vida; por tanto, saber aprender es fundamental. También que el centro de una educación pertinente y eficaz es formar buenos ciudadanos, con conciencia de responsabilidades y derechos. En el centro de la formación ciudadana se halla –creo- algo indispensable: saber convivir. Una colectividad es, más allá de la metáfora, la suma cualitativa de los individuos que la integran.
Saber convivir exige respetar a los demás, reconociendo las diferencias. Saber valorarlas deriva en entender la diversidad como una riqueza, actuar con equidad con quienes muestran carencias y reconocer -y alentar- a los que destacan. Además implica preservar el mundo en que se vive. Todo esto tendrá mucho más sentido si cada uno de nosotros alcanza un adecuado equilibrio socioemocional y lo proyecta en los entornos inmediatos.
No debiera olvidarse, finalmente, que la búsqueda de la prosperidad y las mejores condiciones materiales de vida son un justo anhelo del género humano. Todo esto sólo nos hace recordar que la tarea de educar es, ahora más que nunca, un deber sagrado, indispensable.