Grover Pango, autor de estas líneas
En cada inicio del año escolar, en los planteles estatales la atención pública suele concentrarse en tres temas básicos: la situación de la infraestructura –unida al llamado “mantenimiento preventivo”-, la cobertura de plazas docentes y la distribución de los materiales educativos. Casi una rutina insoslayable frente a la cual la autoridad educativa –en este caso el Ministro Martín Benavides- ha dado ya algunas respuestas.
Otros tres son los asuntos que –a mi juicio y de modo puntual para el presente año- debieran merecer una atención que, siendo implícitamente del sector Educación, trascienden ese ámbito.
Primero, que funcionen bien los baños en los colegios. Así de simple; que haya agua, agua y jabón; que los chicos dispongan de papel higiénico. El intenso calor y las amenazas de alguna epidemia (incluido el coronavirus) lo exigen. En esa preocupación bien harían los gobiernos locales en inmiscuirse.
En segundo término, que se prevean las probables paralizaciones de docentes que, fundadas en reclamos diversos, algunos grupos agremiados de modo incipiente pero efectista enarbolan buscando representar al magisterio que siempre tendrá algo que reclamar.
Finalmente, se debe asignar un tiempo razonable a la divulgación y reflexión del Proyecto Educativo Nacional, documento de inminente aparición que, a modo de faro, busca orientar la educación en los siguientes quince años. Es hora de construir una sociedad democrática, equitativa e inclusiva, a la altura de sus ciudadanos. No dejaremos de repetir que un país es la suma cualitativa de quienes viven en él.