¿Adiós modelo económico?

Dr. Jorge Luis Martínez, autor de estas líneas

En la segunda vuelta de las elecciones generales de 2016 las dos fuerzas políticas que midieron fuerzas tenían algo en común, ambas comulgaban con el actual modelo económico. Cuatro años después, la fuerza que se impuso no tiene representación congresal, mientras que la que quedó en segundo lugar y fue mayoría parlamentaria tiene una representación considerablemente reducida. El hecho amerita más que una reflexión, pues luego de las elecciones parlamentarias de enero, en medio de la turbulencia de Odebrecht que barre con ministros y de los psicosociales que se propalan para ocultar los escándalos, poco o nada se dice de lo débil que esta nuestra economía y sobre el rumbo del camino que ha emprendido nuestro país.

“El modelo económico no tiene quien lo defienda. Es una lástima. Treinta años han pasado desde el inicio de las reformas de ajuste y los resultados han merecido mejores escuderos. Obviamente, las políticas de mercado distan mucho de ser una maravilla, pero consiguieron convertir un Estado fallido en un país viable”, señaló hace poco Carlos Meléndez, con razón, en un artículo. Algo que no permite presagiar nada bueno para nuestra economía. Peor aún si lo último que harían las agrupaciones elegidas en el Parlamento es ponerse de acuerdo y culparán en lugar de eso al modelo de todos los males. Ilusorio sería pedir a este Congreso condenado al descredito que fiscalice al Gobierno a fin de que sirva de garante de la continuidad del modelo.

Ante este hecho, corresponde preguntar quién defenderá al modelo económico. ¿Quién? Esperamos que los gremios empresariales, los micro, pequeños y medianos empresarios, los partidos políticos serios y con trayectoria democrática como el Apra (en su gobierno se bajó la pobreza y la economía, bajo este modelo, creció a una tasa promedio del ocho por ciento anual, se creció a ocho por ciento bajo este modelo), el PPC y Fuerza Popular, este en el hemiciclo, impidan una Asamblea Constituyente, el salto al vacío. Ya que echarle la culpa al modelo es lo más fácil, irresponsable y simplista que puede hacer un político hoy confundiendo la ineptitud del burócrata con el  modelo económico: no se debe olvidar que a este Gobierno se le aprobó todo lo que pidió, ninguna ley se le bloqueó, y que la ineptocracia se ha apoderado del actual régimen. Hechos que junto al de la mega corrupción atentan contra la economía de nuestro país.

¿Qué se puede pues esperar de este Parlamento? Muy poco, ya que la hermenéutica parlamentaria terminará por devorar a los que recién por primera vez pisan un Congreso. No tendrán tiempo de aprender; peor aún, no tendrán la fortaleza de fiscalizar absolutamente nada al señor Martín Vizcarra, quien estará feliz de la vida al ver que ningún ministro acudirá a ninguna comisión para informar o ser investigado. A eso nos llevó el actual inquilino de Palacio haciendo uso a su antojo el poder mediático para crear este panorama que en verdad no suma para la institucionalización del Perú. Estamos advertidos, los que detentan el poder en este régimen harán lo posible para convocar a una Constituyente y redactar una Constitución a su medida como lo han hecho en Venezuela y Bolivia. No seamos la Venezuela de 1998 y que Martín Vizcarra el Rafael Caldera de la Venezuela de ese aciago año. Estamos a tiempo.