Grover Pango, autor de estas líneas
Se le recordará de todos modos y de muchas maneras. Se le recordará no sólo porque fue dos veces Presidente de la República sino por las muchas realizaciones y propuestas que dejó para el país. Casi imposible hallar un orador de su capacidad y repertorio. Distinto, arrebatador, impulsivo, altanero, juguetón, cultísimo, memorioso, estaba signado para una existencia que generara pasiones. Hasta en su propia muerte dejó el sello de su singularidad. También –claro está- hay quienes verán en él sólo defectos. Lo que no se podrá impedir es que haya sido un protagonista de la política peruana en las últimas 4 décadas y que, más temprano que tarde, exista sobre él una valoración ecuánime.
Me acercan a Alan García no solo afinidades ideológicas sino deudas de gratitud. Primero por mi tierra y doy fe del cariño suyo por ella. Porque –hasta donde interpreto la trascendencia- después de los proyectos hidroenergéticos de los años 60, Tacna ha tenido la mayor oportunidad de despegue económico con la Zona de Tratamiento Especial –ZOTAC- creada en 1990. Me consta la oposición que tuvo entre los grandes importadores y eso era hasta natural. Evaluar la potencialidad de la actual Zofratacna sigue siendo –creo- un tema de interés público.
Es por igual obligatorio darle gracias por el honor de haber servido al país desde un cargo ministerial y luego apoyar la hoy frenada descentralización. Y desde el fondo mismo del alma, agradecerle las gestiones fraternales que condujeron a recuperar la salud de alguien entrañablemente amado de mi familia.
Te recordaremos mañana y siempre, compañero y amigo.