L.A.S.

grover_german@yahoo.es

Escribir sobre Luis Alberto Sánchez – LAS es bastante fácil y muy difícil a la vez. Es fácil porque de él se pueden decir muchas cosas, tantas como es posible que un hombre polifacético pueda suscitar, incluyendo aquellas que provienen de la envidia que generaba. Al mismo tiempo es muy difícil porque hay que estar muy bien preparado para opinar sobre alguien que sabía demasiado.

En mi auxilio tengo a mi lado el libro “Cuadros Vivos” que el año 2009 publicó el Congreso de la República, reuniendo varias de sus biografías breves. En el estudio preliminar Hugo Vallenas registra 94 publicaciones de este portento intelectual, considerando reediciones pero obviando que hay títulos con 5 y 6 tomos como es el caso de “Literatura Peruana” y “Testimonio Personal”. O “Apuntes para una biografía del APRA” con tres tomos, lo mismo que “Escritores representativos de América”, entre otros.

Temido o reverenciado, Sánchez combinó de modo sorprendente la investigación literaria junto a la publicación oceánica y el periodismo infatigable; la cátedra universitaria con la cúspide del Rectorado en tres oportunidades; la militancia política consagrada con tres destierros y con ser constituyente en dos momentos, tres veces Senador, Presidente del Consejo de Ministros y Vicepresidente de la República.

Debe haber sido junio de 1964 que pudo oírlo por primera vez en el Parlamento nacional. Cuando el Presidente de turno dijo: “Tiene la palabra el Senador Luis Alberto Sánchez…” se produjo un silencio ante el cual la caída de un alfiler era audible. Porque sólo había oídos cuando él hablaba.

El pasado 12 de octubre fue el 120 aniversario de ese gigante: LAS.