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Viernes 20 de agosto 2021

Liberemos al Perú de los secuestros y del conflicto por la Constitución

Por: Arturo Ojeda
Liberemos al Perú de los secuestros y del conflicto por la Constitución
Foto: Difusión

 

Los opinologos han puesto de moda en las últimas semanas el vocablo SECUESTRO, para calificar la relación existente entre Vladimir Cerrón y el presidente Pedro Castillo. De acuerdo al entender de no pocos analistas políticos, la influencia del primero sobre el Jefe de Estado es mucho mayor que la conveniente en un Estado de Derecho. No obstante, esos mismos analistas, no parecen (o no quieren) darse cuenta del OTRO SECUESTRO que se está produciendo, el del fujimorismo sobre el Congreso de la República y sobre el movimiento opositor de la derecha al gobierno central.

Tan nefasto para el país es uno como el otro, porque implica la imposición de agendas diferentes al mandato que los representantes recibieron de los ciudadanos al momento de ser elegidos. El fujimorismo, demostrando aprender de la sobre exposición del periodo pasado, maneja las decisiones de una mayoría relativa del Congreso tras bambalinas. Pero siempre con el mismo objetivo obstruccionista que lo caracterizó en el gobierno anterior, con las nefastas consecuencias que le trajo al país, no solo a Kuczynski y su gobierno. Ahora lo reedita y es más que evidente que vienen por la vacancia, sea como fuese.

En el otro extremo, se encuentra Perú Libre, que no parece darse cuenta que ellos no ganaron la elección, sino la propuesta de cambio moderado y progresivo que formulo Castillo en la campaña de la segunda vuelta. Creen que porque Castillo es presidente pueden imponer su programa. Y no es así. Las encuestas reflejan claramente el descontento por la presión para romper las promesas del otrora candidato. Y de seguir así, podrían llegar a aislarse tanto que una vacancia sería inevitable. Todo por no querer reconocer que el país no está para radicalismos de ninguna clase.

PROCESO POLÍTICO Y CAMBIO CONSTITUCIONAL

Hemos de complementar el análisis anterior con una mirada al proceso político peruano que contextualiza el escenario. La crisis del modelo neoliberal se hizo sentir desde sus propios orígenes. El primer gran trauma se dio en 1998, culminando en una reelección fraudulenta y en la caída del régimen el año 2000. Fue, por un lado, un gravísimo error que en el 2001 no se derogase el texto aprobado fraudulentamente como “Constitución de 1993” (todos los cuestionamientos del fujimorismo al proceso electoral actual, se quedan cortos a lo que pasó en aquél Referéndum “sancionador”). Fuera de que hubo una execrable traición de la cúpula alanista que gracias al aprismo llegó al gobierno el 2006, con la bandera de RESTITUIR LA CONSTITUCIÓN DEL PUEBLO (la de 1979). Las consecuencias del incumplimiento de las promesas hechas a la civilidad las pagaron con un precio muy alto tanto Alan García como Ollanta Humala,al final de sus gobiernos.

La lucha contra la constitución neoliberal ha sido permanente en todo el Perú, en especial en las provincias y los sectores urbano-marginales de las principales ciudades del país. El profesor Pedro Castillo tomó esa bandera y así ganó las elecciones en primera y segunda vuelta. Es más, sabemos que hasta entre los avergonzados votantes furtivos de la candidata de la mafia fujimorista, hubo quienes quieren la derogatoria del documento de 1993. Aunque al final aplicaron el famoso apotegma “más vale malo conocido que bueno por conocer”, en estricta alusión al tipo de propuesta de Nueva Constitución que plantea Perú Libre.

FRENTE A LA POLARIZACIÓN, HAY OTRA ALTERNATIVA

Resulta vergonzoso ver cómo viejas figuras del aprismo que otrora se distinguieron por liderazgos nacionales, se comporten como comparsas, teloneros, de los mítines fujimoristas y sus adláteres. Qué bajo han caído, renunciando al protagonismo que siempre tuvo el aprismo, por no dejarse llevar por ninguna de las corrientes en conflicto a nivel mundial. Siempre hubo enfrentamiento entre Capitalismo y Comunismo en el siglo XX, más, Haya de la Torre, consagró la frase admonitoria: NI WASHINGTON NI MOSCÚ, SOLO EL APRISMO SALVARÁ AL PERÚ. Estableciendo clara y contundentemente que somos la TERCERA VOZ, distinta a las otras, repetidoras de consignas exógenas a nuestra realidad indoamericana.

Hoy, quienes reclamamos la herencia política, el legado histórico del Jefe y fundador del Aprismo, reivindicamos su ejemplo y planteamos contundentemente, la TERCERA VÍA, que se establece a través de los ordenamientos constitucionales. NI LA CONSTITUCIÓN DE LA CORRUPCIÓN, que explotó al pueblo y expolió a la Nación, NI EL SALTO AL VACÍO DE UNA NUEVA CONSTITUCIÓN. VAMOS POR LA RESTITUCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN DE 1979.

Ya se nota el hartazgo ciudadano por el conflicto entre neoliberales y comunistas. Juntos ponen en riesgo la estabilidad y el desarrollo del país. No puede ser. El Perú formuló con el mejor de los ejemplos mundiales una CONSTITUCIÓN POLÍTICA que fue un PARADIGMA a nivel planetario. Una Carta Magna producto de la Concertación de todas las tendencias políticas, económicas y sociales. Reivindicada y reconocida ahora por quienes fueron sus detractores. Es menester recordar que de los años 1980 a 1985 usó de ella un gobierno liberal como el de la alianza AP – PPC, con figuras de reconocimiento conservador como Manuel Ulloa, Felipe Osterling, Pedro Pablo Kuczybski y otros. A ninguno de ellos se le ocurrió decir que era un mal instrumento jurídico y político para gobernar. A la sombra de esa Constitución, el Perú tuvo sus primeros gobiernos de izquierda. En Lima, con Alfonso Barrantes como alcalde, en nombre de las organizaciones de cuño marxista, y del Apra como Izquierda Democrática. Fue tan poderoso ese ordenamiento, que pudo contener los avances del Senderismo, a pesar de la pobreza estructural del país en un concierto mundial de inflación y recesión generalizada en el planeta. Sendero Luminoso fue combatido y arrinconado con la Constitución de 1979, no con la de 1993.

El hecho es que el Perú ya tiene un instrumento legal que no ha perdido validez jurídica, gracias a su Artículo 307, que permite su restitución. Se hace necesaria la voluntad política para hacerlo. No tenemos que seguir en este juego de ir a una operación matemática de suma cero. En que si uno gana, el otro pierde. El pueblo quiere cambios, sin radicalismos. Vamos a la restitución de la Constitución de 1979 y a su actualización mediante una Convención Constituyente, de tiempo y facultades limitadas para su modificación. NO LE HAGAMOS EL JUEGO A LOS EXTREMISTAS DE DERECHA Y DE IZQUIERDA. Que sea la ciudadanía consciente, democrática, solidaria y patriótica la que haga el pare a quienes ponen en riesgo el cabal desenvolvimiento del país.

Aislar políticamente a los radicalismos de derecha e izquierda.

Bregar por la RESTITUCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN DEL PUEBLO (1979).

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