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Lunes 06 de septiembre 2021

Representantes de las élites dominantes del Perú quieren vacar o provocar un golpe de Estado en contra del presidente Castillo

Por: Gustavo Saberbein Chevalier, PhD.
Representantes de las élites dominantes del Perú quieren vacar o provocar un golpe de Estado en contra del presidente Castillo
Foto: Difusión


La derecha política extrema del Perú, representada fundamentalmente por Keiko Fujimori, el empresario Rafael López Aliaga y el consultor económico Hernando De Soto, quieren vacar el gobierno democrático del profesor de primaria Pedro Castillo, recientemente electo, y luego de ello, trabajar políticamente para ganar las consiguientes próximas elecciones. Incluso, algunos de sus congresistas buscan, in extremis, provocar un golpe de Estado en contra del presidente Castillo.

Para lograr su dañino propósito de vacancia presidencial, ellos cuentan con el apoyo de la mayor parte de los congresistas de sus respectivos partidos que juntos, constituyen algo más de un tercio del total de los 130 congresistas con que cuenta actualmente el Congreso.

Extrañamente, algunos congresistas del centro derecha que, agrupados, son en total alrededor de un cuarto del total de los 130 congresistas que tiene el Congreso, apoyan también la vacancia presidencial, destacando entre ellos la actual presidenta del Congreso Nacional, miembro del tradicional partido Acción Popular, fundado hace 65 años por el Arquitecto Fernando Belaunde Terry, me refiero a la congresista María del Carmen Alva Pietro, quien, según su parecer, la calle está pidiendo a gritos la vacancia del presidente Castillo.

Los políticos, que persiguen la vacancia del profesor Pedro Castillo, son en parte los mismos que no quisieron reconocer su reciente victoria electoral y buscaron demostrar, sin conseguirlo, que había sido electo fraudulentamente, sin contar con prueba alguna y alargando inconveniente su proclamación electoral por el JNE, reduciendo a menos de diez días el plazo de transferencia de gobierno, con todos los inconvenientes y trabas que esto significa para el nuevo gobierno.

Es increíble que, en momentos en que la mayoría de la población del Perú sufre hambre y sed, cuando, como resultado de la pandemia que nos atacó a comienzos del año 2020, el empleo se ha reducido en 5 millones y la pobreza se ha incrementado hasta alcanzar un tercio de la población, es decir hasta afectar a diez millones de peruanos, los representantes de las élites que hoy dominan el Perú, sucesoras de las élites republicanas anteriores, quieran vacar a un presidente recién electo, cuyo gabinete acaba de recibir la confianza del Congreso y el Presupuesto Público 2022 está en discusión en el Congreso.

Los peruanos, luego de sufrir los indeseables efectos de la grave crisis financiera que produjo la gran recesión del 2008-2008, así como las duras consecuencias provenientes del anémico crecimiento internacional de los últimos 10 años, en los que el Producto Bruto Interno (PBI) mundial por habitante apenas creció 1.6 % al año y luego de recibir el brutal y destructivo impacto producido por la pandemia C19, que introdujo a la mayoría de peruanos a un pozo profundo lleno de hambre, mortalidad y pobreza, no puede ser sometido por los representantes de sus élites a un exasperante nuevo quinquenio de inestabilidad económica y política, así como de rudo menoscabo social y fuerte deterioro de las perspectivas nacionales.

Ello sería una nueva traición al pueblo peruano por parte de los representantes de sus élites dominantes, una terrible traición en contra de la democracia, el vivir y el soñar de los peruanos, tal como lo fue cuando ellas traicionaron la democracia y usaron la persecución, cárcel, tortura y fuerza contra un peruano provinciano que quería modernizar y hacer justo y libre al Perú, tal como lo fue Victor Raúl Haya de la Torre y el partido aprista peruano (PAP) entero, quien en 1931 planteó un Programa Mínimo de Gobierno que de haber sido aplicado le habría posibilitado al Perú dar un gran paso hacia adelante.

Lo mismo sucedió con los representantes de las élites peruanas cuando ellos traicionaron la democracia y apoyaron al gobierno dictatorial, corrupto y destructivo de valores, de Alberto Fujimori que, junto con Vladimiro Montesinos, los sometió y los arrodilló sin que escuchemos queja alguna.

Pero los representantes de la elite dominante republicana no solo traicionaban la democracia con sus clásicos golpes de Estado, sino que se traicionaban entre ellos, perjudicando y trastornando negativamente la vida de los peruanos, tal como sucedió con la traición de Nicolás Piérola durante la Guerra del Pacífico, cuando no envió ayuda al Ejército del Sur acantonado en Tacna y al mando del Contralmirante Lizardo Montero, quien con la ayuda solicitada y sus hombres y Armas pudo muy bien haber ganado la batalla de Tacna y dado un vuelco a la guerra con Chile.

Digamos no, pues, al nuevo intento de traición de los representantes de nuestras élites dominantes, digámosles con fuerza y con razón, para que escuche todo el Perú, que se abstengan y no echen leña a un fuego que puede terminar incendiando a nuestro país. 

Gustavo Saberbein, PhD.

Chicago, 6 de septiembre de 2021

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