Con Inesita estamos en la bella “Plaza Regocijo” del Cusco inacabable.
La plaza es monumento nacional y data del siglo XVI. Nos muestra la huella del conquistador europeo y deja sentir el espíritu indio.
Llamada Kusipata en quechua, la plaza nos hace comprender lo que está escondido en nuestros corazones.
Que lo indio es esencia del ser peruano.
Cusco lo demuestra como capital histórica, pues es expresión genuina del conflicto entre dos civilizaciones cuya síntesis es lo que hoy forma el Perú.
El escritor portugués José Saramago, premio Nobel de literatura, afirmaba que lo indio en nuestro continente es como la cara oculta de la luna, pues no se ve. Sin embargo, en el Cusco esa cara se muestra con orgullo y se siente en las calles y su gente.
En los tiempos que atravesamos, de odiosidad y confrontación inútil, el Cusco nos enseña que la razón y el entendimiento han creado una convivencia cultural fecunda, admirada en todo el mundo. Que es el camino que nuestro país necesita para superar sus desencuentros y avanzar.