Pedro El Nini

Para el docente universitario Jorge Guillén, los NINIS en nuestro país son más de 1.5 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan; esto es, el 20% de la población juvenil. Cifra más que preocupante. En la actualidad hemos “descubierto” (por utilizar un término bastante coloquial) a un nuevo NINI, y se trata de Pedro Castillo Terrones, el Presidente de la República.

Como tantas veces lo ha repetido, en esta ocasión y en un escueto y bastante improvisado mensaje a la Nación del 29 de noviembre pasado, manifestó que “sus adversarios nunca aceptaron que un campesino, un rondero, un maestro, dirija la nación”. Lacrimógenas declaraciones, aunque -para variar- vacío de contenido. Ante ello, ¿Qué tan cierto es que el primer funcionario público del país tenga todos estos pergaminos?.

En la web de la SUNEDU se advierte que el mandatario es Bachiller en Educación (2006) y Magister en Psicología Educativa (2013); mientras que la web de la Presidencia de la República dícese ser docente, rondero, y dirigente sindical. He aquí la primera -y no la única- mentira de Castillo: No fue, ni es CAMPESINO. Por su parte, Valentín Sánchez, Presidente de la Confederación de Rondas Campesinas afirmó “nunca fue rondero”. Segunda falacia.

Y, con Resolución de Secretaría General N° 281-2018-MINEDU se declaró improcedente la solicitud de huelga promovida por Castillo Terrones en representación de FENATE PERÚ por cuanto no acreditó, entre otros, la inscripción y vigencia en el Registro de Organizaciones Sindicales de Servidores Públicos. Asimismo, el Sexto Juzgado Constitucional de Lima precisó que tampoco formó parte ni presidió sindicato magisterial alguno (Agencia Andina, 22 de junio de 2018); sin embargo, ha cobrado como si se tratase de sindicalista, ausentándose de su lugar de trabajo por un total de 407 días (El Comercio, 22 de mayo de 2021). Tercer engaño.

En buen romance, Pedro José Castillo Terrones NO es profesor, rondero, campesino, ni sindicalista.

Nadie le quita su preparación académica. Al contrario, es meritorio que ostente incluso el grado académico de “MAESTRO”; no obstante, el problema para el propio Castillo es su limitada (por no decir nula) capacidad para enfrentar y resolver asuntos de cotidianeidad nacional.

Así, por ejemplo, ante el hallazgo de US$ 20 mil en el baño de la oficina de Bruno Pacheco, entonces asesor del Despacho Presidencial, Castillo comentó que “Los problemas internos que se dan en el Gobierno, en Palacio, los tenemos que corregir, se tienen que sancionar. Si hay un caso que se da, me someto a los usos y costumbres de las rondas…”. Días después, habiendo sido citado para el 14 de este mes por parte de la Fiscalía de la Nación, ante presuntos hechos de corrupción que involucran directamente al exministro de Defensa Walter Ayala (ejercer presión a los entonces Comandantes Generales del Ejército y FAP para obtener ascensos ilegales de Oficiales), minimizó el tema anunciando que serán los ronderos los encargados de investigarlo. Y, frente a los rumores de corrupción (tráfico de influencias, entre otros) al interior del inmueble de Breña, presuroso declaró “saldrán audios videos, pero no podrán callarnos”, agregando que hizo una “chanchita, ahorros para darles a los niños huérfanos”. Como suele decirse “a confesión de parte, relevo de pruebas”.

En tanto ello viene ocurriendo, dos ministros cercanos al mandatario están envueltos en presuntos hechos de corrupción al haber contratado sus familiares directos con el Estado. Los titulares negaron saber de estas contrataciones, e inclusive manifestaron que sus parientes cumplieron con devolver lo indebidamente cobrado. Ambos, a pesar de haber contravenido flagrantemente la ley, continúan inalterables en sus puestos, quizá ya no sintiéndose los mejores del gabinete Vásquez, sino acaso los menos malos.

Hasta que dure este precario gobierno, con un presidente que ni habla, ni piensa, ni opina, será en adelante una constante que el “menos peor” sea quien decida los destinos de nuestra amada patria. Señores Congresistas ¿hasta cuándo?.