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Miércoles 22 de diciembre 2021

¿Qué viva la sociedad capitalista?

Por: Arturo Ojeda
¿Qué viva la sociedad capitalista?
Foto:Difusión

 

El triunfo de la izquierda marxista, en alianza con sectores más moderados, en Chile, vuelve a poner en el debate la vigencia o no de la sociedad capitalista, y muy en especial el predominio que en ella tiene el subsistema económico.

Los que ven el inicio de la debacle de la sociedad chilena, subrayan el "avance" logrado por el desarrollo económico en el país de la estrella solitaria. Empero, ello no sirvió jamás de obstáculo para que el pueblo haya votado mayoritariamente en contra de la expresión más actual del capitalismo, el modelo neoliberal. Y lo ha hecho en dos elecciones consecutivas, la de la Convención Constitucional y la elección presidencial. Los mapochos han ejercido su derecho a la crítica severa contra el sistema.

La otra cara de la Luna

El modelo que se ha impuesto de Capitalismo por la vía de la Globalización, es el anglosajón, el más individualista e impersonal, simultáneamente. Donde las personas no importan nada, sino el beneficio de la empresa, que en muchas experiencias, supera hasta al propietario fundador. El Capital, es una entidad que se enajena del capitalista, para terminar, dominándolo y sometiéndolo, como una entidad ajena, casi diabólica, que toma vida propia y no teme en consumir a sus creadores. De hecho, ello ya lo hemos visto en los 200 últimos años. Devoró a Inglaterra, está devorando a Estados Unidos, y muy pronto lo hará con China. Para seguir mutando y consumiendo sociedades.

El Capital toma forma corpórea en la tecnología. Ésta es finalmente la que usa y desplaza consecutivamente al Ser Humano. Las máquinas mecánicas desplazaron a los artesanos. Las industriales proletarizaron sociedades completas. Hoy, la alta tecnología cibernética, margina y expulsa sociedades íntegras. ¿Es mala la tecnología? Para el proletario que es desplazado, por supuesto que sí. Sino que lo digan los proletarios franceses que metían sus “savots” a las máquinas, creando el vocablo “savotage”. Sin embargo, es la visión reduccionista del problema. Este no nace en la aparición de la tecnología, sino en la apropiación que de ella hace el capitalista, poniéndola al servicio de su interés personal y no colectivo. Es decir, LA TECNOLOGÍA DOMINA AL HOMBRE Y NO EL HOMBRE A LA TECNOLOGÍA.

El reordenamiento de la vida en funcion a la matriz tecnológico-productiva 

En el sistema capitalista occidental, el que no trabaja no come. Ésa es la ley del capitalismo. La cuestión se encuentra en la forma que toma el trabajo, como producto del funcionamiento de la lógica capitalista que exige producir y producir para incrementar utilidades en entornos sumamente competitivos. El rol del trabajo en la producción capitalista, no es un descubrimiento marxista, sino de Smith y Ricardo. Todo economista sabe muy bien ello. La virtud de Marx, estuvo en descubrir que dialécticamente, el capitalismo es un sistema a colapsar tarde o temprano. Momento en que lo debería suceder una sociedad socialista. Eso es la teoría marxista en la economía.

Sin embargo, hay aspectos sobre los cuales ni Marx, ni Engels, ni sus continuadores, hicieron hincapié suficiente. Las consecuencias sociales del capitalismo en la población. El joven Marx abrió una puerta en los Grundrisse, con un enfoque crítico desde la perspectiva humanista, que luego resaltará exitosamente Erich Fromm. El hecho está, en que en la dinámica capitalista, no solo te enajenan la fuerza de trabajo, sino también la esencia de tu vida humana. El trabajador es asimilado por la máquina, volviéndolo parte de sí, deshumanizándolo, que brando sus valores espirituales y por ende los de su familia, su Comunidad y por extensión la Sociedad. ¿Quedan sentimientos en un hombre-máquina? Pregunto. ¿Qué puede decirse del marginal que está en un nivel inferior al de la máquina, porque vive figurativamente de las sobras, de la carroña del sistema? Éste ultimo se convierte en un animal en medio de una selva, donde se impone la ley del más fuerte. Todo ello, amparado en instituciones construidas para sostener el modelo económico y social dominante. El ser humano y social, termina siendo rehén de un sistema, en el que cualquier fallo se le echa la culpa al sujeto y no al sistema en el que se le controla y obliga a sobrevivir.

¿Acaso es casualidad que en los lugares donde el capitalismo se desenvuelve a su libre albedrío, el salvajismo en la sociedad también es mayor (delincuencia, violencia, criminalidad)?

La revolución social de Haya de la Torre

Víctor Raúl era perfectamente consciente de esta situación. Por eso, en su juventud se declaró marxista, y está publicado en El Antimperialismo y el Apra. Pero, en el transcurrir de los años y su propio desarrollo teórico filosófico, encuentra que el camino de superación del capitalismo, podría tomar rutas distintas, a partir de la acción histórica de los pueblos, que no es sino producto de la “consciencia histórica”. De ser así, podríamos elegir nuestro PROPIO DERROTERO, sin tener que esperar que se suceda la revolución mundial anticapitalista.
De ahí se desprende, que las diferencias con el socialismo marxista ortodoxo, no sean por defender propiamente al capitalismo, sino por encontrar nuestro propio camino para su superación, tal como también coincidía Mariátegui (“ni calco, ni copia, sino creación heroica”). Ésa era la perspectiva del fundador del Aprismo Continental, no ninguna pseudo liberal que los travestis de una juventud hipnotizada por el Éxtasis, quiere imponer como gran “renovación” en el aprismo peruano. Ellos podrán plantear lo que su imaginación trasnochada desee, pero eso, no será aprismo.

El aprismo de Haya de la Torre, es claro en invertir el orden de la ecuación. No es el hombre el que se somete a la tecnología ni al capital. Son éstos los que se someten al productor. Esto, ya es una forma de socialismo. No el marxista, porque aquél corresponde al proceso histórico europeo. Sería, un Socialismo Indoamericano. Al cual se llegaría luego de una larga data de evolución. Tal como el propio Haya se lo dijera a un joven Carlos Roca, en una sesión de los Coloquios de los años de la década de 1970. Mientras tanto, habría de pasar un amplísimo proceso de desenvolvimiento integral que no acabaría en una o dos generaciones. Pero, esa marcha, se inicia con el primer paso, la revolución emancipadora antimperialista, que es producto del Frente único de Trabajadores Manuales e Intelectuales (Clases populares y Medias). Ése es el rumbo, que está siguiendo América del Sur en gran parte, y el rumbo es lo que importa.

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