Entre penas y certezas

Escribo estas líneas acongojado por la partida del tacneño contemporáneo más insigne, el Doctor Luis Cavagnaro Orellana. Hasta la mañana de este martes no abandoné la esperanza de su recuperación apelando a los esfuerzos de nuestros médicos, pero los designios divinos fueron otros.

No sólo en Tacna sino, por lo menos en los círculos de la intelectualidad y la Historia de nuestro país, el nombre de Cavagnaro está y estará íntimamente ligado al quehacer intelectual de la tierra del Caplina. La sola existencia de los “Materiales para la historia de Tacna”, con todo lo que le ha demandado en varios sentidos, sería suficiente para identificar la singularidad de la tarea de Cavagnaro, pues se trata del esfuerzo más amplio –que queda inconcluso- ubicado en el terreno de las llamadas “historias locales”, que con tanta convicción demandaba Jorge Basadre en la perspectiva de formular una historia del Perú más integral.

Pero en Tacna sabemos cuánto más ha hecho Lucho –perdonen la confianza- al servicio de su tierra natal. Aparte de la extensa lista de textos de investigación sobre personajes, sucesos y evolución urbana está la concreción de las llamadas “revistas musicales” con las cuales revivió personajes y reprodujo costumbres, integrando su vasta formación musical –que incluye ser compositor- con su amplia vocación escénica, sólidamente plasmada en el Grupo Teatral Tacna.

Hoy asistimos a la dolorosa realidad de su ausencia definitiva. Pero me queda la absoluta certeza de que Tacna mantendrá vivos, con respeto y orgullo, el nombre y la labor de Luis Cavagnaro Orellana. Descansa en la tierra que tanto amaste, entrañable amigo.